Cansancio-Alfonsina Storni

CANSANCIO

(ALFONSINA STORNI)

Nombre: Valentina Fernández Fúnez

Asignatura: Lengua

ENET N°1: Ejército de los Andes

Fecha de entrega: 26 de noviembre 2015

Alfonsina Storni, nacida en Suiza en 1892, es considerada una de las voces femeninas más importantes de la poesía en español de principios del siglo XX. Poetisa y escritora argentina del Modernismo, no gozó de la importancia que merecía debido a la fiebre vanguardista que arrasaba entre los jóvenes poetas argentinos de su época, pero aun así alcanzó una importante notoriedad en Argentina y en el mundo de las letras en general. Su obra, plagada de heridas e incomprensión, forjó la fuerza de su voz, el sonido de sus versos como un grito de protesta, un canto a la vida, amor a la naturaleza, y la eterna reivindicación del derecho de la mujer a convertirse en sujeto erótico, en un constante intento de conquistar la libertad para decidir su destino.

Alfonsina creció en un ambiente de estrechez económica y por ello, cerca de los once años, tuvo que abandonar sus estudios y ayudar a su madre que trabajaba como modista para compensar la falta de recursos causada, en gran medida, por la inestabilidad laboral y emocional de Alfonso Storni. De esta forma, desde muy joven adquiere conciencia de que debe trabajar duro para ganarse el pan. Sin embargo, no la abandona su deseo de estudiar y en 1909 se matricula en la Escuela de Maestros Rurales de Coronda, donde también ocupa el cargo de celadora. Al año siguiente obtiene el título de maestra rural e inicia sus prácticas en la ciudad de Rosario. En esta época empieza a publicar sus primeros poemas en revistas locales pero muy pronto, cuando le faltan pocos meses para cumplir los veinte años, abandona Rosario y toma el tren rumbo a Buenos Aires: embarazada de un hombre casado y veinticuatro años mayor que ella, está decidida a empezar de nuevo en la capital argentina. Desde ese momento hasta su muerte, afrontará la vida como madre soltera pasando por alto los prejuicios morales de una sociedad hipócrita y estrecha. En 1916 aparece su primer libro, La inquietud del rosal; asimismo, consigue sus primeras colaboraciones literarias en Fray Mocho, Caras y Caretas, El Hogar, Mundo Argentino, que la ayudan a llegar a fin de mes y la estimulan intelectualmente. También establece amistad con reconocidos intelectuales de pensamiento socialista, como Manuel Ugarte y José Ingenieros, y empieza a recitar sus poemas en bibliotecas de barrio.

El poema a analizar en este trabajo, Cansancio, se incluye en su primer libro, La inquietud del rosal, publicado en 1916. A pesar de que no tuvo una gran repercusión inicial en el mundo literario, afectó a su vida cotidiana: tuvo que renunciar a su trabajo de oficina debido a que sus jefes podían soportar que fuera madre soltera pero no que lo proclamara en versos que consideraron “escandalosos”. La propia Alfonsina diría: « ¡Dios te libre, amigo, de La inquietud del rosal! Pero lo escribí para no morir» en el encierro de la oficina, donde «el sol pasa por el techo pero no puedo verlo».

Para hablar del tema que trata el poema, hay que remitirse al título: Cansancio. Sustantivo que denota desgaste, deseo de ser expresado en el verso número catorce, «una cosa nimia, fútil y baladí». Expresión de cansancio por parte de la autora de ser humana, de ser mujer, de pensar. Se entiende a sí misma como, «una nulidad completa de mi misma / que me asusta y me hiere, me subyuga y me abisma». Aunque en un momento se muestra arrepentida, lo cual lo demuestra la repetición de la primera y última estrofa, donde alude a que todos hemos pasado por esos momentos de pesimismo, ese cansancio que nos hace cobardes, nos resigna. Al hablar de todos, divide la temática del poema en dos direcciones, el cansancio de ser ella misma que se entrelaza con la crítica a la masificación. Critica a la masa de forma indirecta ya que no la ataca de forma explícita sino mediante la autodefinición de cobarde y mediante el uso del atardecer («cuando muere la tarde»). En el concepto en el que se escribe el poema, el atardecer es considerado como el momento ideal del día y Storni lo define como «una hora de hastío», «cuando se juntan todas las impresiones malas», rompe con el concepto propio de su época. Se pone al descubierto, dejando entrever una búsqueda de identidad o más bien una oscilación  de dicha identidad y una flaqueza en sus ideales cuando a esa hora cobarde del día pretende dejar de pensar.

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