Casiperro Del Hambre
Enviado por caritodol • 6 de Noviembre de 2013 • 1.636 Palabras (7 Páginas) • 462 Visitas
CASIPERRO
Aventuras y Desventuras de Casiperro del Hambre
Capítulo 1:
Casiperro habla sobre su reacción al salir del vientre de su madre y del hambre que sentía al nacer, ya que al ser el último de los 11 hermanos no alcanza a tomar de la teta de su madre.
Capítulo 2:
La madre de Casiperro tenía muchas virtudes, menos la caza, ya que no era muy ágil, era algo corta de vista, y algo lenta por una vieja renguera. Al pasar el tiempo, Casiperro empieza a cazar con sus hermanos en una quinta. Su hermana la Manchas era muy sigilosa y extraordinariamente ágil, lo que le facilitó el hurto de su comida.
Al robar la comida de las personas de la quinta, la relación humano-perro se fue deteriorando hasta acabar con las relaciones amistosas entre ellos.
Capítulo 3:
Casiperro fue adoptado por unas niñas, pero ese era recién el primer paso para convertirse en mascota. Fue nombrado de muchas formas diferentes por sus dueñas -Kuki, Huberto, Rito, Tomás, Morrongo, José, etc.-hasta que se decidieron por Toto. Su vida como mascota no fue fácil, ya que vivía en un departamento en el cual no podía correr, escarbar ni hacer las cosas a las que estaba acostumbrado en su antiguo hogar. El mayor percance fue cuando según escuchó Casiperro se comió $ 2455. La madre de las niñas decidió enviarlo con la Tía Dora.
Capítulo 4:
La tía Dora tenía una extraña manía por los perros. A demás de él había otros dos perros: una caniche blanca y un pequines chillón.
Dora se pasaba el día peinándolos, bañándolos, perfumándolos. La tía, descontenta con el nombre de “Toto”, lo llamó Lord. La tía Dora le colocó un rabo mecánico y un portaorejas, lo que le ayudaría a darles forma. Casiperro no soportó más que dos paseos por el parque con el rabo mecánico, al tercero se escapó.
Capítulo 5:
Un día en el que Dora los llevó a pasear por el parque, Orejas corrió desaforadamente hasta perder a la Tía y a sus odiosos perros, lo primero que hizo fue intentar deshacerse de su correa, el portaorejas, y vanamente el del rabo mecánico. Todo era perfecto hasta que sintió hambre.
Capítulo 6:
Al rato de estar allí encontró al Huesos. Se hicieron compañeros de casería, al poco tiempo, se encontraron con un ratoncito bastante gordo. Se abalanzaron sobre el ratón rodeándolo hasta que el Huesos hizo una especie de baile el cual dejó desconcertado al roedor y al Orejas; al recuperarse de la sorpresa saltó sobre el ratoncito y compartieron el botín. El Huesos ayudó a desprender el rabo mecánico de Casiperro, lo que le dio una amplia sensación de libertad.
Capítulo 7:
Su acto no duró mucho tiempo: la última vez que lo intentaron ya nadie miraba el baile, Así que descubrieron al Orejas en su infructuoso robo. Tuvieron que correr con todas sus fuerzas, escaparon de la ciudad. Sin darse cuenta entraron en un circo, allí encontraron tachos de basura rebosantes de comida, lo que igual no saciaba su hambre. Luego de un tiempo Casiperro conoció a una perra, de la cual se enamoró a primera vista.
Capítulo8:
Ese lugar era el paraíso perruno, parecía que la felicidad estaba al alcance de la pata. Hubo un par de peleas por la Bella entre los colegas, pero dispuesto a pelear por esa hembra canina, mostraba sus dientes afilados. Al inspeccionar el sitio consiguieron trabajo: el Huesos como perro-bala y a él como perro saludador.
Eran alimentados tan bien, que el Huesos ya no le hacía honor a su nombre; tanto así que un día se quedó atascado en el cañón. Fueron despedidos y su amiga canina fue enviada a un acto mucho más peligroso, nuestro héroe quiso intentar convencerla de que escaparan con él, pero ella se rehusó.
Capítulo 9:
Decidieron volver a la ciudad después de que un tren casi atropelle a Huesos. Pero se encontraron con lo que parecía la unión de entre 5 a 10 quintas juntas, allí fueron atrapados por el cuello por unas correas de cuero. Fueron llevados a una especie de cárcel para perros. En ese lugar los olores se mezclaban, el del óxido, el aserrín y la mugre. Luego los separaron.
A Huesos le tocó una celda sin agua, en la que encerraban a los “Sin Remedio”, y a Orejas una que carecía de todo pero con una gran lata de agua. Las visitas humanas llegaban para llevarse a los animales encerrados. Un juguetero gordo y calvo se llevó a Orejas quien desde ese momento pasaría a llamarse Trux.
Capítulo 10:
Era de noche cuando llegaron al galpón en que Orejas se convertiría en prototipo de aquel juguetero. Allí tenía agua, comida en abundancia y un rinconcito tibio donde echarse.
Capítulo 11:
El primer tiempo su trabajo fue sencillo, simplemente quedarse quieto y soportar que el juguetero y sus cuatro técnicos lo midieran de forma exhaustiva, “Trux, mi mascota preferida”, el cual debía estornudar, orinar, caminar hacia atrás, tener miedo, y hacerse
...