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Castellano


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  485 Palabras (2 Páginas)  •  232 Visitas

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Que nunca te falte un sueño por el que luchar, algo nuevo que aprender, un lugar donde ir, y alguien a quien querer.

Ejemplos de sonetos clásicos:

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

RETORNO FUGAZ

¿Cómo era, Dios mío, cómo era? A

—¡Oh corazón falaz, mente indecisa!— B

¿Era como el pasaje de la brisa? B

¿Como la huida de la primavera? A

Tan leve, tan voluble, tan lijera A

cual estival villano… ¡Sí! Imprecisa B

como sonrisa que se pierde en risa… B

¡Vana en el aire, igual que una bandera! A

¡Bandera, sonreír, vilano, alada C

primavera de junio, brisa pura… D

¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste! E

Todo tu cambiar trocose en nada C

—¡memoria, ciega abeja de amargura!— D

¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste! E

DÁMASO ALONSO

CIENCIA DE AMOR

No sé. Sólo me llega, en el venero A

de tus ojos, la lóbrega noticia B

de dios; sólo en tus labios, la caricia B

de un mundo en mies, de un celestial granero. A

¿Eres limpio cristal, o ventisquero A

destructor? No, no sé… De esta delicia, B

yo sólo sé su cósmica avaricia, B

el sideral latir con que te quiero. A

yo no sé si eres muerte o eres vida, C

si toco rosa en ti, si toco estrella, D

si llamo a Dios o a ti cuando te llamo. E

Junco en el agua o sorda piedra herida, C

sólo sé que la tarde es ancha y bella, D

sólo sé que soy hombre y que te amo. E

LUIS DE GÓNGORA

Ilustre y hermosísima María, A

Mientras se dejan ver a cualquier hora B

En tus mejillas la rosada aurora, B

Febo en tus ojos, y en tu frente el día, A

Y mientras con gentil descortesía A

Mueve el viento la hebra voladora B

Que la Arabia en sus venas atesora B

Y el rico Tajo en sus arenas cría; A

Antes que de la edad Febo eclipsado, C

Y el claro día vuelto en noche obscura, D

Huya la aurora del mortal nublado;C

Antes que lo que hoy es rubio tesoro E

Venza a la blanca nieve su blancura, D

Goza, goza el color, la luz, el oro. E

MIGUEL HERNÁNDEZ

El rayo que no cesa

Soneto 19

Yo sé que ver y oír a un triste enfada

cuando se viene y va de la alegría

como un mar meridiano a una bahía,

a una región esquiva y desolada.

Lo que he sufrido y nada todo es nada

para lo que me queda todavía

que sufrir, el rigor de esta agonía

de andar de este cuchillo a aquella espada.

Me callaré, me apartaré si puedo

con mi constante pena, instante, plena,

a donde ni has de oírme ni he de verte.

Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,

pero

...

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