Ciclos económicos

Introducción: ¿Qué son los ciclos económicos?

Las economías experimentan altibajos en sus indicadores económicos a través del tiempo. Esto es un hecho innegable, basta ver el desenvolvimiento de cualquier variable macro, tipo de cambio, producción y exportación, entre otros, para darse una idea de cómo suceden estos movimientos.

Cuando una economía experimenta una bonanza económica, los niveles de producción son altos, existen suficientes vacantes en el mercado laboral para satisfacer las demandas de la mayoría de quienes buscan empleo; el ingreso de las personas se incrementa y con ello la demanda de bienes y servicios, lo que estimula aún más la actividad económica; y la gente, los empresarios y los inversionistas nacionales e internacionales son optimistas sobre las perspectivas

Lo contrario sucede cuando las economías se sumergen en un periodo de estancamiento, depresión o crisis económica. Los niveles de producción son bajos, por lo cual las empresas empiezan a desocupar trabajadores y en consecuencia, las tasas de desempleo aumentan. Al existir menos empleos y menor producción, el nivel de ingreso en la economía baja y con esto el gasto, lo que a su vez desestimula la actividad económica.

Estos ciclos con variaciones al alza y a la baja contienen elementos que tienden a reforzar las tendencias (cuando la economía está en crisis, altos niveles de desempleo implican menor ingreso en los hogares, menos gasto y menor demanda de bienes y servicios, lo que desestimula las actividades por el lado de la oferta). De hecho, es más difícil salir de un bache que perdurar en una etapa de auge económico. Cuando la economía está en crisis o depresión, el lapso de tiempo que la economía permanece en esta situación tiende a prolongarse más que cuando la economía está al máximo.

Cuando las economías se abren a los mercados internacionales de bienes y servicios y de capitales, se hacen posibles nuevas posibilidades en cuanto al número y variedad de bienes y servicios, así como al acceso a los mercados internacionales de capital y créditos. Esto puede ser tanto positivo como negativo; por ejemplo, si una economía atraviesa por un periodo de relativa escasez en algún producto en particular, éste se puede adquirir importándolo de otras economías (p.ej.: si una sequía o una inundación destruye los plantíos de maíz en Sinaloa, uno de los mayores productores de este grano en México, puede ser importado de Estados Unidos). Por otro lado, si el capital financiero es escaso en el país, debido tal vez a una baja tasa de ahorro interno, las tasas de interés tienden a ser relativamente altas en comparación con otros lugares donde el capital es abundante. Ambos participantes (aquéllos con capital escaso y abundante, respectivamente) pueden acceder a los mercados financieros internacionales en forma de prestatarios y prestamistas en términos convenientes para ambas partes, es decir, con tasas de interés por un lado más bajas y por el otro, más altas que en sus lugares de origen.

Los ciclos económicos constan de cuatro fases: expansión, pico, recesión y valle. Cuando la economía está creciendo continuamente, decimos que se encuentra en la fase de expansión; cuando llega al máximo, decimos que alcanzó su “pico” o “cresta”; después inicia una fase de decrecimiento continuo en la actividad económica, el cual es conocido como recesión y finaliza cuando la economía alcanza su punto mínimo, conocido como “valle” o “piso”. La figura 1 nos muestra los componentes de los ciclos económicos.

Figura 1. Componentes de los ciclos económicos.

Dado que los ciclos económicos no siguen un comportamiento repetitivo o regular, su pronóstico es modestamente certero, dada la dificultad de establecer el comportamiento futuro de variables que tienen un fuerte y desconocido componente aleatorio. Generalmente, los economistas publican pronósticos sobre distintos indicadores de la economía con ciertos márgenes de error (una o dos desviaciones estándar), los cuales son útiles para tomar decisiones y formar expectativas de corto y mediano plazo. Es por esto que el análisis ‘ex post’ tiende a ser crítico del análisis ‘ex ante’; obviamente, después de que sucedieron los hechos, podemos analizarlos con algo más de información y criterio, antes no.

Existen varias formas de medir la actividad económica de los países. En México, lo usual es utilizar el Producto Interno Bruto (PIB), el cual mide el valor de toda la producción final realizada dentro de los límites de la República Mexicana. La figura 2 nos muestra la evolución del PIB en México entre el primer trimestre de 1980 y el cuarto trimestre de 2007. Esta gráfica es muy ilustrativa de los ciclos económicos de la economía mexicana. Como puede observarse, el desarrollo de la actividad económica en México tiene un componente de tendencia al alza (línea roja) y uno de variación (las alzas y bajas en la actividad económica). Los ciclos muestran contracciones muy fuertes durante las crisis de principios de la década de 1980 y la crisis de 1994-95 (marcadas con bandas azules). Así mismo, la figura 3 nos muestra la misma variable para el periodo comprendido entre el primer trimestre de 2003 y el segundo trimestre de 2009. Se muestran dos gráficas debido a que la metodología de medición del INEGI cambió, por lo que los datos no son propiamente compatibles. Mostrando que la actual crisis económica (indicada con la banda azul) ya empezaba a manifestarse en México a mediados del segundo trimestre de 2008 y que la caída ha sido bastante pronunciada.

Figura 2. PIB en México a precios de 1993 de 1980 a 2007.

Fuente: Rubén Martínez con datos del INEGI.

Figura 3. PIB en México a precios de 2003 para el periodo de 2002 a 2009.

Fuente: Rubén Martínez con datos del INEGI.

Existen otros indicadores sobre la actividad económica, el INEGI construye el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) y el Indicador de la Actividad Industrial

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