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Creepypastas: de Internet a la Literatura


Enviado por   •  23 de Octubre de 2018  •  Ensayo  •  7.262 Palabras (30 Páginas)  •  222 Visitas

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CREEPYPASTAS: DE INTERNET A LA LITERATURA

RESUMEN

En el siguiente ensayo planteo la condición comunicativa de la literatura y la ciberliteratura en un intento de abordar el fenómeno de las creepypastas. Pretendo enfatizar las diferencias socioculturales como la condición autoral, la industria cultural y lo canónico como condición de lo literario por encima de las diferencias formales en que se enmarcan de las creepypastas respecto a otras manifestaciones más tradicionales de literatura.

PALABRAS CLAVE: Comunicación literaria, ciberliteratura, creepypastas.

INTRODUCCIÓN

Quizás sólo la familiaridad con el idioma inglés mitiga en cierta forma la duda acerca del vocablo creepypasta: creepy designa algo espeluznante, y pasta bien podría referirse a un plato de espaguetis; sin embargo, este término sintetiza una práctica de lectoescritura de relatos con tratamiento de horror situados en y difundidos mediante la diversidad de herramientas y plataformas digitales que ofrece Internet. Más adelante aproximaré una definición formal de creepypastas, pero de momento basta comprenderla como una forma de entretenimiento en línea asociada a individuos de edades jóvenes.

Una de las principales intenciones de este ensayo consiste en explicar cómo las creepypastas se relacionan con la literatura, al tiempo que aproximaré una definición de literatura para abordar la comunicación literaria, y defenderé la postura de que las creepypastas no son literatura ni necesitan serlo; algo que invito a entender como metafórico de la situación sociocultural en que se enmarcan tanto las creepypastas y la literatura. Conviene también abarcar un tercer término para ilustrar las relaciones que pretendo mostrar: la ciberliteratura.

LITERATURA Y COMUNICACIÓN

¿Qué es la literatura? La amplitud de este ensayo –sus propósitos, alcances, ambiciones e incluso la capacidad intelectual que lo sostiene– no llegaría, estoy seguro, a ser la suficiente para dar una respuesta enteramente satisfactoria a tal cuestión. Sin embargo, para efectos de este ensayo propondré una visión operativa sustentada en mis intuiciones. En un golpe de sensatez, invito a consultar lo inefable de “literatura” en el diccionario en línea[1] de la Real Academia Española:

literatura

Del lat. litteratūra.

1. f. Arte de la expresión verbal.

2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género.

3. f. Conjunto de las obras que versan sobre una determinada materia. 

4. f. Conjunto de conocimientos sobre literatura. 

5. f. Tratado en que se exponen conocimientos sobre literatura.

6. f. coloq. palabrería.

7. f. Mús. Conjunto de obras musicales escritas para un determinado instrumento o grupo instrumental. 

8. f. desus. Teoría de las composiciones literarias.

Mi formación – licenciatura en literatura – me dota de la intuición de que hablar de la literatura como “lectura” implica las acepciones uno y dos antes expuestas. Sin embargo, al referirme a literatura como algo que también es motivo de estudios académicos, pienso en las acepciones cuatro, cinco y ocho. Mi idea de la disciplina de la literatura combina estas cinco acepciones, pero definitivamente excluye las demás.

Entiendo pues, literatura como 1) una forma de arte verbal cuya producción es reconocible y categorizable según criterios varios, y reconozco los estudios literarios como 2) un conjunto de percepciones y conocimientos exterior a la literatura, pero surgidos a partir del estudio de manifestaciones literarias particulares, que se halla organizado sistemáticamente y es consultable a través de tratados o publicaciones.

Una profundización de mis definiciones involucra lo verbal en la literatura, esto a su vez implica el uso de palabras, y aunque hay quienes hablan de literatura oral, me parece que la veta más explorada de la literatura por los estudios literarios es aquella donde lo verbal equivale a visible. Así, no deseo limitar la literatura a publicaciones, pero sí señalo como su principal medio el visual antes que el auditivo.

¿Qué es la comunicación? Es una pregunta que no entraña menos complejidad que cuestionar el ser de la literatura, pero para el caso, hecharé mano de Manuel Castells (2009), quien expresa que comunicar es compartir significado mediante un intercambio de información, y empezaré por abordar la lectura como principal vía de la comunicación literaria.

 Ana Ester Eguinoa (2000) describe la lectura como una actividad solitaria, silenciosa, donde se recrea el lenguaje escrito. Su idea es que la comunicación literaria es un proceso de transmisión unidireccional de dos fases sucesivas donde el intermediario entre el verdadero emisor y el verdadero receptor es el texto: el autor escribe para un receptor que de alguna forma está inscrito en el texto, y el lector lee lo que le dice un emisor configurado también desde el texto. Contrapuesto a la romántica visión de las soledades lectora y escritora, Teun A. Van Dijk (1987: 176) opina que, para una idea de comunicación literaria, el entorno de la acción no puede entenderse sólo como un texto, sino que es necesario considerar que “la producción (y la interpretación) de dicho texto son acciones sociales”.

En el modelo de Eguinoa, la noción del intercambio no es patente, ya que se reduce a una parte transmite información y otra que la recibe; por el contrario, Gemma Lluch Crespo (1999) retoma el modelo de Siegfried Schmidt: los autores producen y proponen objetos de comunicación literaria a los editores, quienes los transmiten a los lectores (receptores de esta comunicación). Lluch completa el panorama al incluir más eslabones y completar una especie de ciclo; ella habla de agentes de transformación (instituciones, escuela, editores) como aquella sección de los receptores de la comunicación literaria que a su vez puede interactuar como emisor al transmitirle a los autores sus propuestas (no tanto de ideas concretas sino posibles líneas de creación). Así, no sólo la lectura, sino la crítica y el comentario de los textos forman parte también del proceso comunicativo.

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