Cuento Existencialista

Literatura Ecuatoriana y Latinoamericana[pic 1][pic 2][pic 3][pic 4][pic 5][pic 6]

Nivaldo Machín

Nashla Abdul

José Enrique Brito

Cayetano Burbano

Bloque B

Quito, 18 de enero de 2016

Versión final

Redención

        Su nombre era José y, a sus 32 años, pensaba cómo toda su vida ha desperdiciado su tiempo satisfaciendo a los demás. Su esposa Amelie sufría, ya que, el dinero que ganaba su marido, al cabo de largas horas de trabajo e interminables turnos como chofer particular, no eran suficientes para mantener a su familia. Al cabo de meses de consecutivas jornadas de beber hasta el amanecer, José se enteró que iba a ser papá. Amelie pensaba que esta criatura sería la solución de todos sus problemas maritales. Sin embargo, cada día José llegaba fuera de sus cabales y se volvía un monstruo nefasto y violento, maltratando a su delicada esposa.

        No obstante, los días seguían siendo los mismos de siempre y esta parecía ser la vida de José y Amelie, una vida desagradable y sin sentido. Al llegar a casa, una tarde cualquiera de noviembre, José agredió de tal manera a su esposa que esta cayó inconsciente al piso, apoyando su frágil figura contra las plantas del patio. Desesperado y poseído por la angustia, José agarró su vehículo y, sin pensarlo, condujo diligentemente al hospital para conseguirle asistencia a su esposa. Como parte del protocolo médico, le restringieron el paso para verla. José se vio nuevamente sin saber qué hacer, con los nervios que le comían la cabeza, y, así,  consumido por la ansiedad se propuso ahogar sus penas con el alcohol. Pasaron tres horas de ingerir licor constantemente, cuando José decidió salir de la cantina manejando. Cerca de llegar a su casa se chocó gravemente. Fue llevado al mismo hospital en el que se encontraba Amelie, en una ambulancia inmediatamente y fue inducido en un coma para salvar su vida.

        Después de ocho meses de depender de una máquina, José salió del hospital lleno de arrepnetimiento y fue a ver a su esposa, quien ya había dado a luz a su hija. Cuando José vio la cara de su pequeña, entendió que cuidar y proteger a su criatura era su propósito en esta vida. Al tocar fondo, José fue capaz de controlar sus antojos y redujo sus horas de trabajo para convivir con su familia.

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