Cuento Policial Corto
Enviado por • 18 de Noviembre de 2013 • 391 Palabras (2 Páginas) • 799 Visitas
El asesinato del perro del detective
Carlos Ledesma es un detective de piel morena, alto, de 1,90 de estatura, tiene 26 años, sus ojos son color miel. Es un hombre muy tranquilo y simpático con su colega Silvia Schneider, una mujer esbelta, de unos 20 años, rubia, de ojos claros, muy ordenada y responsable; juntos han participado de numerosos operativos policiales.
Una tarde de abril muy lluviosa, saliendo de la casa de sus amigos, la pareja de detectives se encontró con el detective Fernández, un viejo amigo de ambos, quien estaba muy triste porque le habían matado a su perro Coco.
Los detectives enseguida se pusieron a investigar, sospecharon, en primer lugar de un vecino de Fernández, el señor Díaz, porque éste había manifestado rencor hacia el perro porque una vez lo había mordido, además observaron pisadas de botas correspondiente al nº 42 (el número que calzaba Fernández) que se dirigían hacia la cucha del perro, donde Fernández lo había encontrado muerto y estas pisadas provenían de la casa del vecino.
Los detectives continuaron buscando y encontraron el cuchillo con el que habían matado al perro, envuelto con un pañuelo, con el nombre de Díaz, en el basurero.
La detective Silvia Schneider, se dirigió a la casa de Díaz, golpeó la puerta y la atendió la empleada de la casa, quien llamó a su patrón. La detective lo interrogó, Díaz negó todo, explicando que hacía varios días que no estaba en la casa y recién, el día anterior había llegado, siendo que al perro lo habían asesinado hacía dos días atrás.
La detective pidió hablar con la empleada porque sospechaba que Díaz mentía. Cuando la interroga, la empleada le dice que Díaz la había obligado a asesinar al perro, diciéndole que si no lo hacía la iba a dejar sin trabajo, y ella era el único sostén de su familia. Entonces decidió ponerse las botas del patrón y buscar un pañuelo para que de esa forma se lo pueda culpar. También aclaró que el patrón no había salido de la ciudad. Mientras la mucama hablaba con el detective, Díaz se escapaba por la puerta trasera, sabiendo las consecuencias que traerían sus cobardes actos para matar a un inocente animal.
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