Cuento Triste
Enviado por RaFaEl_PaVoN • 15 de Junio de 2014 • 453 Palabras (2 Páginas) • 197 Visitas
Una palabra de Consuelo
Erase una vez un muchacho, el primero en todo, mejor atleta, mejor estudiante, el más atractivo, el que tenía mejor posición económica en toda su ciudad. Todos querían ser sus amigos pero nadie se le acercaba, es que era tan bueno en todo el tipo que la gente simplemente tenía miedo de estar con él por la idea tonta y absurda de quedar opacados junto a este.
El muchacho era bueno, muy bueno, tanto como persona, como en el resto de los ámbitos de su vida; sus padres eran personas muy trabajadoras, luchaban siempre por darle lo mejor a su hijo, trabajaban tanto que casi nunca estaban en su lujosa mansión y cuando estaban en ella llegaban tan cansados que no compartían con su hijo, ni siquiera disfrutaban de su casa; la mansión contaba con todo los lujos que una persona pueda imaginar: piscina, televisión satelital y pantallas planas en cada habitación, una vasta biblioteca, empleados designados a distintas labores, un jardín inmenso con flores de todos los colores y aromas exóticas por demás, animales domésticos como caballos, pavos reales, perros, gatos, etc., lujosos cuartos y habitaciones; era tan grande, inmensa y lujosa la mansión que todos en la ciudad sentían envidia de esta.
El muchacho era hijo único, sin primos ni más familiares cercanos, no tenía amigos, era excelente en todo lo que se proponía; sin embargo, se sentía vacio pues aunque tenía todo y era bueno en todo, nunca supo si era un buen hijo, un buen compañero o un buen amigo, nunca supo lo que era un abrazo, un beso o una caricia, nunca escucho palabras de ánimo y tampoco nunca escucho decir de nadie un “Te Quiero”, un “Te Amo”, un “Bien Hecho”, un “Sigue Adelante”, un “Tu Puedes, o un “Eres grande”.
En un día de depresión el muchacho se dejo morir, más bien se suicido. Cuando iba camino al cielo se encontró con un ángel y este le preguntó: "¿por qué lo hiciste? si sabias que te querían...", a lo que él respondió: "hay veces que vale más una sola palabra de consuelo que todo lo que se sienta... en tanto tiempo nunca escuché: estoy orgulloso de tí... gracias por ser mi amigo... ni siquiera un te quiero mucho..."
Al quedar pensativo el ángel, el muchacho añadió: “y ¿sabes que es lo mas que me duele?", el ángel triste le pregunta: “¿qué?”, a lo que él respondió: "que todavía espero oírlo algún día...". Luego de esto el ángel abrazó al muchacho y le dijo: “no te preocupes porque te acercas a la única persona que siempre te dijo al oído que te amaba pero que nunca lo escuchaste, pero te espera con los brazos abiertos...”
FIN
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