Cuento, historia del dinero

Universidad del Valle de Guatemala

Macroeconomía

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Cuento, historia del dinero

Chelsea Kristin Aldana 17380

Katerin Paola Roca 17313

José Adrián Alvarado 18859

Jorge Rodrigo Guerrero 18794

Erase una vez un cerdito, un cerdito que estaba maldecido ya que no podía morir hasta que otro cerdito lo matara con una cuchilla de oro. El nombre del cerdito era Luperdo, un cerdito color rosa que gracias a su maldición vivió una gran cantidad de años vagando alrededor del mundo, siendo más específicos, vagando por Asia, África y Europa.

La historia de Luperdo empieza en la India, donde el hinduismo le tiene un gran respeto a las vacas pero no a los cerditos. Su primer dueño fue un granjero, el cual Luperdo pensó que era una buena persona. El humano lo alimentaba y lo mantenía limpio; poco sabía Luperdo que el propósito de este buen cuidado era para que fuera usado como alimento en el futuro próximo. Al enterarse, Luperdo salió corriendo lo más rápido posible para alejarse de su dueño.

Luperdo siempre fue un cerdo muy observador, en su gran travesía huyendo de su dueño, se dio cuenta que el cariño hacia las vacas no solo era de la gente de la India, sino que era un fenómeno presente en cualquier lugar al que iba. Las vacas estaban en todos lados, las usaban para sacar leche, para hacer queso, pero lo más importante... eran el dinero de la época. Las vacas tenían y tienen la característica de que producen una gran cantidad de bienes, además de que pueden tener crías. A diferencia de la India, en el resto de lugares que visitaba Luperdo sí se comían a las vacas, por lo que nuestro amigo cerdito podía andar por lugares con un poco más de tranquilidad.

Pasaron los años y Luperdo se encontraba ahora en Persia. Nuestro amigo porcino aprendió a hablar y se podía comunicar con los humanos (los que estaba dispuestos a hablar con él obviamente). Luperdo con su capacidad de habla logró ser idolatrado como un Dios por los persas, haciendo de él el primer emperador animal de la historia. Luperdo era un animal sencillo y sin rencores a los que lo rodeaban, pero luego de tanto vivir se dio cuenta que las vacas podían derrocarlo de su puesto si llegaban a aprender a hablar. El uso de las vacas como método de intercambio de bienes y servicios era la principal razón de poder vacuno en los últimos años, pero Luperdo sabía que con el aumento de la población y de bienes la gente podía llegar a aburrirse de las vacas. Es por ello que firmó dos decretos en los cuales dictaba imperativamente que los soldados se debían liquidar a todas las vacas que se encontrasen y les daría un incentivo a los soldados dispuestos a volverse mineros.

Con las vacas fuera de la jugada y con cantidades inenarrables de oro, Luperdo hizo las primeras monedas con su sexy rostro en ellas. Luperdo sabía que el oro era un metal precioso de alto valor debido a que era difícil de conseguir, por lo que la gente lo aceptaría como un intermediario para realizar cualquier intercambio deseado, además, que guapo se veía ese cerdo dorado. Las monedas de oro que Luperdo hizo para cambiar el trueque por dinero fueron altamente aceptadas por los ciudadanos persas. Gracias a esta maravillosa invención de Luperdo, las personas ya no tenían que buscar a alguien que necesitase los bienes que poseía para obtener los biene que deseaba, lo que fue de gran ayuda para todos los ciudadanos. Luego de la invención del dinero, Luperdo observó admirado que ahora los ciudadanos se enfocaron en realizar tareas específicas, ya que no necesitaban tener muchos bienes para poder sobrevivir. Y por ello, el imperio de Luperdo fue uno de los más prósperos en toda Persia y gracias a ello Luperdo ganó el respeto y amor de sus ciudadanos por llevarlos a una era de prosperidad.

Pero, después de varios años de reinado sobre el imperio Persa, Luperdo fue traicionado por su mano derecha quien era Jerjes El Grande. Luego de la traición de Jerjes, nuestro héroe porcino no tuvo más opción que huir hacia el mundo de la antigua Grecia. Ahí, Luperdo ayudó muchísimo a Leonidas para que Esparta tuviera grandes avances económicos porque él sabía que en algún momento Jerjes llegaría por él, y, debido a que él conocía las fuerzas que Jerjes tenía a su disposición, no iba a dejar nada al azar. Jerjes no lo dejaría en paz debido a que Luperdo tenia mucha informacion valiosa que podría ayudarlo a conquistar el mundo gracias a todos los años que este cerdito paso viajando, por lo que lo siguió hasta Grecia, donde, por las acciones de Jerjes, generó el combate con Leonidas y sus 300 hombres. Después de que Luperdo se enterara de lo que les sucedio a Leonidas y a sus hombres, decidió viajar a Atenas para pedir la ayuda de todos en el mundo griego para detener a Jerjes. Luego de que Luperdo llegó a Atenas, con otros soldados espartanos, logró conseguir la ayuda de los atenienses y juntos lograron para el movimiento de los persas.

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