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Cómo se enseña hoy historia en las escuelas normales mexicanas?


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  Práctica o problema  •  2.042 Palabras (9 Páginas)  •  419 Visitas

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¿Cómo se enseña hoy historia en las escuelas normales mexicanas?

Doctora en Ciencias Sociales Belinda Arteaga Castillo, Universidad Pedagógica Nacional, México. Correo: belindaareagacas@yahoo.com.mx. Maestro en Desarrollo Educativo. Siddharta Camargo Arteaga, Secretaría de Educación Pública, siddharta.camargo@gmail.com.

Resumen

La comunicación se refiere a una investigación que se encuentra en curso en el momento actual, que tiene una cobertura a nivel nacional en México y que se situa en las Escuelas Normales, instituciones de educación superior responsables de la formación profesional de docentes de educación básica en México. Esta investigación pretende responder a la pregunta ¿Cómo se enseña historia actualmente en las escuelas normales en México?

La investigación comprende al menos dos etapas. La primera, que se realizará en 2010, consistirá en la aplicación de una encuesta representativa aleatoria a 2500 estudiantes de las licenciaturas de educación primaria y secundaria de las 370 escuelas normales públicas de las 32 entidades del país.

La segunda etapa, de corte cualitativo, buscará analizar evidencias producidas por maestros y alumnos de las asignaturas “La educación en el desarrollo histórico de México”, “Seminario de temas selectos de la historia de la educación y la pedagogía” y “La historia y su enseñanza”.

Los avances que se presentan aquí corresponden al abordaje teórico – metodológico del objeto de estudio.

Abstract

The present communication refers to an investigation in course. This research is a national work, which is placed in the Normal Schools and is looking to answer the question: how is the history teaching in normal schools?

The research has been planned to be develop in two stages; the first stage is a national survey 2500 randomly representative of graduate students on primary and secondary education, of 370 public normal schools. The second stage is a qualitative study, and is looking for evidences of the notions, accounts and discourses, of teachers and students of normal schools in order to attend the history as a school subject in teachers education.

The present text is only the theoretical outline.

Presentación

Tal como se ha señalado líneas arriba, el proyecto de investigación “¿Cómo se enseña hoy historia en las escuelas normales mexicanas?” Está encaminado a conocer la forma en la que se aborda la historia como disciplina científica y asignatura escolar en las instituciones formadoras de docentes en México en el momento actual.

Concretamente se busca conocer y analizar la forma en la que los actores que participan en el proceso educativo de las escuelas normales abordan las asignaturas relacionadas con la historia y su enseñanza/aprendizaje, las nociones que estos sujetos sostienen sobre dicho tema, así como sus discursos y prácticas en relación con el mismo.

Antecedentes y justificación

La historia como asignatura escolar ha tenido a nivel internacional, prácticamente desde la fundación de los Estados Nacionales, un lugar en la educación de los niños y los jóvenes (Carretero: 2006, p. 40 a 55.).

Este lugar no siempre ha sido el mismo, puesto que la amplitud con que se ha estudiado, la importancia que se le ha conferido, el espacio que Clío ha ocupado en la estructura curricular, los tiempos, los espacios y los apoyos con que ha contado para su abordaje en las aulas, ha sido fluctuante y diverso, y ha estado frecuentemente asociado a los usos públicos que los bloques de poder y los regímenes en turno le han concedido a la historia.

El caso mexicano no es una excepción (Vázquez: 1975), pues en los periodos de fundación nacional, ligados a la culminación de la Guerra de Independencia, de Reforma y de Revolución, el Estado y los grupos sociales fijaron su mirada en la educación histórica con la idea de hacer uso de ella para “hacer patria y formar ciudadanos”.

Durante los 70 años del régimen de “partido único”, se llegó a hablar de la “Historia de Bronce”, para referirse a la historia que con fines ideológicos y de legitimación, construyó e implantó el gobierno en marcos oficiales como las escuelas, ceremonias cívicas, y celebraciones. Esta manera de ver la historia se dio de forma prolija y extensa, aunque no estuvo exenta de contradicciones.

La Historia oficial, historia escrita con mayúscula que nos habla de los ritos del poder y su pasado, no se ha extinguido, a decir de Mario Carretero, sigue ahí, viva y eficaz en su afán de contagiar entusiasmos y rencores, plena de oropeles, mentiras y verdades a medias, por lo menos desde el punto de vista de la historia académica.

En contraste, el discurso académico sigue sin poder encontrar los canales de comunicación adecuados para llegar a la sociedad a la que se debe, según Andrea Sánchez Quintanar y Eric Hobsbawm.

Más allá de esas batallas por Clío, existen voces que advierten sobre la posibilidad de llevar historias alternativas al aula:

Para entender que la historia que enseñemos puede y debe ser algo más que un adoctrinamiento patriótico y social (…) es necesario usar nuestra capacidad de recuperar los elementos de nuestra memoria común, de las experiencias vividas por nuestra comunidad, para conribuir a la formación de una conciencia colectiva que corresponda a las necesidades del momento en que vivimos (…) (Fontana, Josep: 2009, p. 5)

A la enseñaza de la historia en la educación básica, se le atribuyen múltiples beneficios, propósitos y obligaciones, por ejemplo, se habla de la formación de una conciencia histórica, sin definir de qué se trata esta noción compleja, polisémicas; de pensamiento histórico; de las nociones históricas que alimentan a ambos. Todo ello a desarrollar por los estudiantes de primaria, secundaria, bachillerato y educación superior o terciaria.

La lógica explícita de esta visión de la historia es que el estudio de la misma, permite desarrollar las competencias del pensamiento crítico, de la reflexión y el análisis. También parece haber cabida, en cierto grado, para el aprendizaje de la historia como tal, es decir de una cierta educación histórica que permita a los ciudadanos actuar con apego a la legalidad, comportarse dentro de los marcos de su nacionalidad, es decir aceptarse como miembros de un grupo y no de otro. Al respecto cabe preguntarse, nuevamente, qué historia se situará en las aulas y con qué sentido se hará tal cosa.

Entendida así la naturaleza de la historia, nuestra función al enseñarla a nuestros alumnos no debe ser la de inculcarles una serie de verdades establecidas sobre el pasado, sino la de

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