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De la otredad a la nostridad


Enviado por   •  5 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  873 Palabras (4 Páginas)  •  219 Visitas

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De la Otredad a la Nostridad

Todos los animales poseen una variedad de instintos que les permiten conservar la vida como huir de un lugar adverso, buscar el alimento, reproducirse. Comportamientos que se ajustan a la naturaleza de cada especie.

De igual manera sucede con los seres humanos, quiénes, sin dejar de ser instintivos, hace miles de de años iniciaron un proceso evolutivo que los llevó a lograr la humanización, trascendiendo de su condición animal a otra racional.

Si bien es cierto que no vivimos solos, también lo es que en tanto actuantes morales- el yo y los otros yoes - tenemos un horizonte propio de autorrealización y autoformación, es un horizonte de exclusividad, de intimidad personal, que nadie puede limitarnos ni discutirnos, por tanto, se trata de una forma de vida a la que ni siquiera es posible renunciar, pues de ser así, se desvanece irremediablemente la propia posibilidad de desarrollo moral. Tener un horizonte propio de autorrealización y autoafirmación, no implica desembocar ni en un egoísmo insuperable ni en un solipsismo(en una situación de soledad existencial) como implica la negación o el rompimiento total con actitudes egocéntricas encaminadas al logro de fines personales, pero no implica mucho menos que para ser uno mismo no se requiere de la asistencia de los otros "yoes", pues solo en relación con los otros es posible la adecuada constitución de un yo individual y social: ético y moral. 

El ser humano es "individuo", pero también "persona" ese individuo cuando se refugia en los limites de su propia subjetividad, pero cuando los trasciende, cuando se comunica con los otros en sus acciones, pasiones, sentimientos, alegrías, fines, intereses y preferencias, entonces se manifiesta como persona y no como un simple individuo que recorre un horizonte existencial, sin sentido ni significado para nadie más. Este vivir con los otros y, hasta cierto punto, como los otros, no significa la pérdida de la identidad propia, sino más bien la supone, sin embargo en esta relación es necesario el buen diálogo y deliberación entre dos subjetividades unidas-el "yo" y el otro "yo", el ego y el alter ego- en un juego dialectico basado en la libertad de cada uno, en la reciprocidad, en la parcialidad, pues no se trata de imponer ideas, sino de acceder a la "fusión de horizontes", distintos, pero comunicables. En síntesis el "yo" reclama de los otros "yoes" lo que estos reclaman de él. En eso consiste lo que Alfred Sebutz llama la "reciprocidad de perspectivas".

La otredad

La historia de nuestras sociedades no se puede comprender sin tomar como referencia la multiplicidad de matrices y diferencias socioculturales de las que se conforman y son la base de los procesos sociales. En algún momento, los primeros conglomerados humanos tuvieron un referente común normas, usos, costumbres, símbolos, lenguajes, organización; esto es, un sistema cultural que compartieron. Las sociedades humanas tienen un atributo social; este atributo es la diversidad, la particularidad; en la cual coexisten distintas formas socioculturales en espacio y tiempo, allá donde la diversidad se manifiesta entre sociedades y al interior de las mismas. La diversidad cultural es un factor que enriquece y potencia las relaciones sociales, también es un factor que origina conflictos, en el que se desarrollan o justifican problemas de diversa índole: el contacto entre culturas genera intercambios y tensiones, estos fenómenos en el contexto de la globalización cobran dimensiones universales; esta situación no deja de ser una paradoja pues se universalizan las particularidades que conllevan a la intensificación de los conflictos culturales, los cuales se manifestaron en todas la regiones del mundo en el siglo pasado y hasta la actualidad para mostrar una presencia compleja y multidiversa.

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