Desarrollar e implementar un plan de Emergencia a nivel de todo la Escuela, frente a situaciones de emergencia.
Enviado por carolina583 • 25 de Abril de 2018 • Ensayo • 2.789 Palabras (12 Páginas) • 148 Visitas
Materia: Teorías Sociopolíticas y Educación.
Profesora: Catalina Munuce.
Clase Nº 7
Temas: Temas actuales del debate educativo.
Unidad Nº 4
1 - Objetivos específicos de la clase:
- Conceptualizar algunas nociones de las teorías post críticas: discurso, identidad, diferencia, saber-poder, dominación, multiculturalismo, género.
- Problematizar esas nociones poniéndolas en tensión a la luz de los debates actuales sobre multiculturalismo y género.
2 – Contenidos: El discurso de la diferencia y la posibilidad de construcción de la Escuela como espacio democrático. Multiculturalismo y currículum: La educación y las culturas originarias. Género y currículum.
3. Como explicáramos en la clase anterior, los análisis post estructuralistas o post críticos discuten la noción de “teoría” y prefieren utilizar la idea de discurso, habida cuenta de su filiación lingüística y el papel central que juega el lenguaje en sus postulados.
“Al desplazar el énfasis del concepto de teoría hacia el de discurso, la perspectiva pos-estructuralista quiere destacar precisamente el involucramiento de las descripciones lingüísticas de la “realidad” en su producción. Una teoría supuestamente descubre y describe un objeto que tiene una existencia relativamente independiente de la teoría. Un discurso, en cambio, produce su propio objeto: la existencia del objeto es inseparable de la trama lingüística que supuestamente lo describe” (Da Silva, T: 1999:4).
Desde este posicionamiento Tomaz Tadeu Da Silva propone, en el texto “Documentos de identidad. Una introducción a las teorías del currículo” (1999) más que definir qué es el currículum, mostrar aquello que se desprende de la forma en como ha sido definido por los diferentes autores.
La pregunta central que intentan responder las teorías sobre el currículum es qué saberes deben ser enseñados, lo que nos habla implícitamente del desarrollo de criterios de selección de esos saberes y la justificación de la selección realizada. Esta pregunta acerca de qué contenidos serán seleccionados y transmitidos, va acompañada de la pregunta ¿cuál es el tipo de ser humano deseable para un determinado tipo de sociedad?
El currículum, está asociado entonces a la identidad, con aquello que somos. El currículum además de una cuestión de conocimientos a transmitir es también una cuestión de identidad.
A la pregunta por el qué se le agrega inmediatamente otra: ¿Por qué ese conocimiento y no otro? ¿Qué intereses juegan para que ese conocimiento sea seleccionado y no otro? El cuestionamiento acerca del conocimiento a ser enseñado está asociado a cuestiones de poder. Lo que le interesa poner en tensión a las perspectivas post críticas son las relaciones entre saber, identidad y poder.
“Las teorías pos-críticas continúan el énfasis de que el currículo no puede ser comprendido sin un análisis de las relaciones de poder en las cuales está envuelto. En las teorías pos-críticas, entonces, el poder se vuelve descentrado. El poder no tiene más un único centro, como el Estado, por ejemplo, El poder está desparramado por toda la red social. Las teorías pos-críticas desconfían de cualquier afirmación que tenga como presupuesto una situación finalmente libre de poder. Para las teorías pos-críticas el poder se transforma, pero no desaparece. En las teorías pos-críticas, el conocimiento no es externo al poder, el conocimiento no se opone al poder. El conocimiento no es aquello que pone en jaque al poder: el conocimiento es parte inherente del poder. En contraste con las teorías críticas, las teorías pos-críticas no limitan el análisis del poder al campo de las relaciones económicas del capitalismo. Con las teorías pos-críticas, el mapa del poder es ampliado para incluir los procesos de dominación centrados en la raza, en la etnia, en el género y en la sexualidad” (Da Silva: 1999:35).
Las teorías pos-críticas también expanden la comprensión de los procesos de dominación. El análisis de la dinámica de poder vinculada con las relaciones de género, etnia, raza y sexualidad amplía y complejiza el mapa de las relaciones sociales de dominación de aquel que señalaran las teorías críticas, con su énfasis casi exclusivo en la clase social. La concepción de identidad cultural y social desarrollada por las teorías post-críticas permite extender la concepción de política mucho más allá de su sentido tradicional –focalizado en las actividades alrededor del Estado. La conocida consigna “lo personal también es político”, difundido por el movimiento feminista es sólo un ejemplo de esa tendencia.
La educación y las culturas originarias: Multiculturalismo y currículum.
El texto de Da Silva se inicia identificando la paradoja “diversidad cultural” como fenómeno que visibiliza expresiones culturales de grupos dominados paralelamente al fenómeno de la “homogeneización de la cultura”, donde se observa el predominio de formas culturales producidas y difundidas por los medios de comunicación masivos. Este último fenómeno es visualizado como un instrumento de homogeneización.
Da Silva caracteriza la noción de “multiculturalismo” como un fenómeno fundamentalmente ambiguo y que no puede ser separado de las relaciones de poder.
Transferido al terreno político la “multiculturalidad” es vista como un instrumento de lucha política.
La noción de “diversidad cultural” actualmente circulante proviene del campo de la antropología[1]1. Dicha disciplina contribuyó a la idea de que no se puede establecer una jerarquía entre culturas humanas, proponiendo que todas las culturas son epistemológica y antropológicamente equivalentes.
Seguidamente Da Silva desarrolla una caracterización de los distintos enfoques del concepto “multiculturalismo”: el liberal humanista y el crítico y dentro de ellos la vertiente post estructuralista y la vertiente materialista. Y las consecuencias de su influencia en los desarrollos curriculares.
Como señala el antropólogo Raúl Díaz (2001): “el planteo “multicultural” como avanzada de una sociedad que puede ser sensible a los derechos humanos, ciertamente se orienta hacia una lucha por la diferencia y la negación de todo “colonialismo” en el campo de la expresión de ideas, modos de vida y culturas. Pero, desconectado de la lucha contra la desigualdad social y otras formas de opresión individual y colectiva puede devenir como una utopía reaccionaria de fin de ciclo”. En esta línea, no es la cultura en sentido restringido y folklórico lo que debe actuarse en los contextos educativos, sino el modo de vida “profundo” (Krotz, 1993) en el cual se implica un modelo económico, social y cultural de sociedad diferente.
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