Deseo en tinta

Deseo en tinta

Era la noche de navidad. HeeChul estaba parado junto a ese árbol adornado de luces y colores que alegraba la vacía habitación esperando que las 12 llegaran. Vestía con su pijama, preparado para irse a dormir en cualquier momento. Un sobre de papel viejo y arrugado se escondía entre sus dedos. Los segundos pasaban y las agujas marcaban un ritmo constante, a la distancia los villancicos y canciones típicas de la fecha musicalizaban su soledad como un leve susurro. Él solo esperaba.

No es como si hubiese querido pasar la Navidad alejado de familiares y amigos, pero sabía que no podía ser de otra forma. La agenda de Super Junior era muy ajustada para esta época, con conciertos, programas y actividades especiales. Hoy tenían un concierto, un supuesto regalo navideño para todos, pero su condición no le permitió estar ahí. Durante la última semana estuvo sufriendo constantes e insoportables dolores de cabeza. Culpaba al insomnio como principal causa de su malestar, aunque ya dudaba si no era al revés, y los dolores fueran quienes le quitaran el sueño.

El pretendía ir y cumplir con sus deberes como miembro, pero no se lo permitieron. Más que preocuparse por su salud, quienes se encargaban del concierto le dijeron que no se arriesgarían a que arruinase todo con algún accidente, como siempre, ellos solo pensaban en ganancias, pero HeeChul no. Lo que en realidad buscaba era poder alejar de su mente aquellos sentimientos de tristeza que lo abrumaban en la soledad.

Los minutos pasaban y los pasos que daban las agujas hacia la medianoche eran eternos. Deseaba que llegara la hora, probablemente recibiría algún llamado y haría otros, esperaría a que los miembros llegaran, ansioso de saber cómo les había ido. Pero entendía que eso tardaría. Y que tardase significaba más tiempo solo, pensar más en profundidad y esto lo lleva a uno a recordar, y los recuerdos… duelen. Más aún si son de quien amas y más si ese alguien ya no está a tu lado.

Él pensaba, recordaba, mientras apretaba fuertemente contra su pecho aquella vieja carta. Las lágrimas comenzaban a correr por su rostro al mismo tiempo que rogaba que aquel deseo escondido en el sobre se hiciera realidad.

No pasaba un día en que no buscara noticias de él. Siempre había algo. O un concierto o su nueva película o su fundación… y casi todos los días  un nuevo premio que celebrar. Todas esas cosas lo hacían inmensamente feliz, pero igual de inmenso era el dolor que sentía al notar cuanto lo extrañaba.

El tiempo seguía transcurriendo lentamente, las lágrimas seguían cayendo y en la tranquilidad de la noche sus pensamientos fueron dispersados por el sonido del timbre. Alguien llamaba a la puerta.

HeeChul: ¿A tan poco de Navidad? ¿Los chicos… Imposible. –se acercó calmadamente a la puerta, borrando todo rastro de llanto, sin una idea certera de quien podría ser. ¿Niños que cantan villancicos? La idea le pareció ridícula, pero quién sabe, solo debía preguntar- ¿Quién es? –gritó esperando algún “¡Villancicos!” o un “¡Feliz casi Navidad!”, pero si sus ideas eran ridículas la respuesta que recibió lo fue aún más. Del otro lado de la puerta se pudo escuchar un “¿Dulce o Truco?” con una voz extraña, chistosa y algo familiar. No pudo evitar reírse ante las descolocadas palabras- ¡Hey! Creo que te equivocaste de festividad. Y… no tengo dulces. –contestaba entre suaves risas mientras intentaba ver a través de la cerradura quién se encontraba al otro lado, sin ningún éxito.

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