Dioses, una constante en la vida de los mortales.

Dioses: una constante en la vida de los mortales.

Los hombres siempre han buscado respuestas, una de ellas es: ¿qué va a pasar a continuación?, todos en algún momento de nuestras vidas hemos pensado en el futuro y en nuestro destino, estos dos temas siempre se mantienen presentes en nuestras vidas; casi todos, aunque no queramos admitirlo, creemos en el destino, ese “poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal”, ese era también el pensamiento de los hombres de la Antigua Grecia, en el que la vida del hombre griego está siempre en manos de los dioses.

De acuerdo con lo mostrado en las obras de Homero (La Ilíada y La Odisea), se sabe que los dioses son, de alguna forma, cercanos a los hombres, comenzando desde sus características físicas (antropomórficos) hasta ciertos aspectos de sus personalidades (ira, deseos, caprichos). Pero aparte de esto, en estas dos obras se muestra la constante relación entre dioses y guerreros, si convencías a las deidades (ya fuera con alguna acción como demostrando tu fuerza en batalla u ofreciendo regalos a los dioses o simplemente pidiendo que te salven) estas podían ayudarte a sobrevivir, sino podías obtener un destino desafortunado, lleno de sangre, tristeza y resignación.

Lo que es más impresionante es que los hombres de esta época convivían con este término, además estaban conscientes de lo peligroso que era ir en contra de la voluntad de los dioses, por ello aunque creían en sí mismos y en sus habilidades, eran pocos los que se atrevían a ir en contra del destino ya determinado por los dioses.

En estas las dos obras de Homero vemos diferentes ejemplos de guerreros que se dejan llevar por la voluntad de los dioses y simplemente se resignan a seguir lo que estos dicen. Aquiles, por ejemplo, está destinado a morir joven si va a la guerra, él no se queja de que ese sea su destino ni va en contra de él, lo acepta y decide ir a la guerra; Eneas también sigue la voluntad de los dioses, quiénes le dicen que luche en la retaguardia y así no morirá, debido a que su destino era ser el fundador de Roma (La Eneida).

Por otro lado, los guerreros que decidían no honrar a los dioses y crear su propio destino, en la mayoría de casos, no contaban con un buen final, pues lo dioses tenían inmortalidad y muchas habilidades, las cuáles utilizaban para demostrar su poderío sobre los mortales.       

También podemos ver como los dioses, por capricho o deseos, manejaban el destino de los hombres, como quién gana la guerra o quién muere primero, por ejemplo, en “La Ilíada” cuando Tetis (la diosa marina) va y le ruega a Zeus para que los Griegos pierdan la batalla hasta que Aquiles regrese a la pelea, en ese momento Zeus (padre de los dioses y los hombres, rey de los dioses) duda, pero acepta al pensar en lo furiosa que va a estar Hera (esposa de Zeus, reina de los dioses) y así, hay una lista de situaciones en las que los dioses se dejaban llevar por deseos banales y decidían infantilmente el destino de los hombres.

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