EL DESAFIO DE LA ANOREXIA.
Enviado por Wendy Mondragón • 18 de Mayo de 2016 • Informe • 1.441 Palabras (6 Páginas) • 511 Visitas
EL DESAFIO DE LA ANOREXIA.
La visión de sus cuerpos y el empecinamiento en su negativa a poder comer, producen rechazo, deseos de doblegarlas, incomprensión, pero también inquietud y angustia. Como hecho social innegable no deja a casi nadie indiferente, pueden también promover un acercamiento, bajo la forma de interrogantes que cuestionan la vida y la muerte, deseos de saber que les ocurre y de poder hacer algo por ellas. En este camino se convierte en una condición indispensable estar en disponibilidad de formular algunas cuestiones, sobre el enigma que su cuerpo encarna. El síntoma anoréxico, como un mensaje, se escribe para algún destinatario, busca algún destino diferente a ser borrado en el anonimato de una formula, de un dato estadístico. No habiendo encontrado forma de expresión, muestra en su cuerpo lo que no se pudo decir.
En la actualidad, muchas personas, familiares, profesionales del campo de la salud, leen, piensan, buscan en la palabra escrita algunas referencias sobre este problema que les aporten elementos para reflexionar. Ellos se hacen interrogantes sobre este síntoma declarado irresponsablemente como una epidemia. Lo hacen preocupados por su incidencia en las jóvenes y deseosos de ir un poco más allá de lo que los medios de comunicación dicen sobre ellas, pero sin mostrar un interés verdadero por promover un debate donde tengan cabida distintas opiniones.
La rápida exclusión de lo que presenta la anorexia, como en su tiempo, la histeria, tienen una raíz común en nuestra época actual con la marginación y el psicoanálisis. No hay casi ninguna anoréxica que no se queje de que su palabra no es escuchada o tomada en cuenta, que deje de expresar que no se siente respetada o querida como es , o lo que es con condiciones, sobre todo si no hace determinadas cosas; por ejemplo comer. La incomprensión y el malentendido se extienden también a una sociedad que siente que su presencia es inoportuna, que no la toma en serio, que la arrincona, que no le da un lugar en el debate sobres su problemática. Aunque la calificación, el valor y la atención prestadas socialmente a este síntoma han sido variadas a través del tiempo; independientemente de los ropajes que ha ido adoptando esta costumbre de no comer, en su interior hay una joven que, encarnando valores de su época, se opone, se revela y expresa el desprecio por el consumo.
Graciela Strada. La anorexia hoy, p.11:15
A todas aquellas personas que desean preguntarse algo más acerca de lo que encarna en la cultura actual una persona anoréxica e intuyen que su incremento no es una simple frivolidad o el deseo de ser modelos esculturales. La anorexia provoca que otro ponga en juego un deseo, que no se alimente con ella forzando-la a alimentarse, que se interese por algo más que una boca que alimentar.
La persistencia y el notable incremento de la anorexia producen impotencia y desconcierto. La anorexia encuadrada como una enfermedad y dentro del discurso médico, para ser considerada un problema de salud. Desde otro enfoque es definida como un problema de alimentación preponderantemente femenino, incrementado por los cambios originados en el papel sociocultural de la mujer y en las exigencias de la llamada “Cultura de la delgadez”. Otro argumento reiterativo es una constatación estadística que origina cierta perplejidad: se trata de un mal de los países desarrollados, una conducta de hambre en países abundancia, y ello aumenta su contrasentido.
Cada época tiene sus propios fantasmas; hacer dieta mata y estar delgada está prohibido; son por ejemplo, sentencias que se desprenden de muchos mensajes que, su afán preventivo, persiguen a aquellas jóvenes que, justamente necesitas de un modelo de identificación, se empeñan en acomodarse a la imagen de la delgadez e inician una dieta.
Hay mucha distancia entre el inicio de una dieta y la obsesión por la delgadez y la instalación de la anorexia como síntoma. La anorexia, concebía desde la concepción psicoanalítica como un síntoma, constituye un mensaje que va dirigido a alguien. Aunque la anorexia existe desde hace siglos, fue descrita por el psiquiatra francés Ernest Laséug. No es tarea fácil de abordar una reflexión sobre la anorexia que preserve la singularidad de cada caso sin hacer afirmaciones pretendiendo y simplificadoras, soportar la angustia que provoca la visión de su cuerpo cadavérico sin convertirnos en guardianes de una vida antes de dar lugar a que pueda estar habitada por un deseo de vida o en cómplices de su muerte como sujeto.
La anorexia es un reto por intentar escuchar sus verdaderas reivindicaciones, escapar a su negativismo, sus trampas, desoír sus tretas con la comida para no perder la guía de su hambre de deseo, ensayar formas de abordarlas en la práctica y sin el socorrido señalamiento de culpables.
G. Strada. op. cit. p.11:15
EL SINTOMA ANOREXICO.
- ASPECTOS DESCRPTIVOS.
La preponderancia netamente femenina y el hecho de presentarse durante la pubertad son dos aspectos fundamentales y constituyen los primeros datos incuestionables a develar. El rechazo a la comida que define la anorexia esta provocado por el terror a engordar. Pero debemos de tener en cuenta que no se puede equipar en absoluto con un cuadro de inapetencia; tan frecuente por otra parte en distintas etapas de la vida y en cualquier edad coincidiendo con cualquier desajuste o problema. En la anorexia se trata de no comer para no engordar, recorriendo para ello a cualquier medio y controlando el peso a través de la utilización de múltiples recursos: inhibidores se apetito, laxantes, diuréticos, ejercicio continuo.
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