EL RETRATO OVAL
Enviado por Galesma • 29 de Noviembre de 2014 • 761 Palabras (4 Páginas) • 594 Visitas
EL RETRATO OVAL
1.- “Así vi, a plena luz, un cuadro por completo inadvertido hasta entonces.
Era el retrato de una mujer en la sazón de su juventud. Miré la pintura muy
deprisa y cerré los ojos. En un principio fui incapaz de entender por qué lo
había hecho. Pero mientras seguía con los párpados cerrados, rebusqué en
mi cabeza el motivo. Había sido un movimiento impulsivo a fin de ganar
tiempo para pensar, para asegurarme de que la vista no me engañaba, para
calmar y atemperar mi fantasía antes de una contemplación más serena y
certera. Instantes después volví a mirar fijamente el cuadro”.
En un principio, el narrador no sabe qué le ha producido esta conmoción.
Después, él mismo nos da una explicación. ¿Cuál es? (5 líneas)
La expresión de la joven del cuadro, daba una total apariencia de vida, como si el gesto y la expresión de la bella mujer, fuese real.
EL RETRATO OVAL
1.- “Así vi, a plena luz, un cuadro por completo inadvertido hasta entonces.
Era el retrato de una mujer en la sazón de su juventud. Miré la pintura muy
deprisa y cerré los ojos. En un principio fui incapaz de entender por qué lo
había hecho. Pero mientras seguía con los párpados cerrados, rebusqué en
mi cabeza el motivo. Había sido un movimiento impulsivo a fin de ganar
tiempo para pensar, para asegurarme de que la vista no me engañaba, para
calmar y atemperar mi fantasía antes de una contemplación más serena y
certera. Instantes después volví a mirar fijamente el cuadro”.
En un principio, el narrador no sabe qué le ha producido esta conmoción.
Después, él mismo nos da una explicación. ¿Cuál es? (5 líneas)
La expresión de la joven del cuadro, daba una total apariencia de vida, como si el gesto y la expresión de la bella mujer, fuese real.
EL RETRATO OVAL
1.- “Así vi, a plena luz, un cuadro por completo inadvertido hasta entonces.
Era el retrato de una mujer en la sazón de su juventud. Miré la pintura muy
deprisa y cerré los ojos. En un principio fui incapaz de entender por qué lo
había hecho. Pero mientras seguía con los párpados cerrados, rebusqué en
mi cabeza el motivo. Había sido un movimiento impulsivo a fin de ganar
tiempo para pensar, para asegurarme de que la vista no me engañaba, para
calmar y atemperar mi fantasía antes de una contemplación más serena y
certera. Instantes después volví a mirar fijamente
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