EN BUSCA DE SOLUCIÓN A MIS PROBLEMAS PERSONALES

EN BUSCA DE SOLUCIÓN
A MIS PROBLEMAS PERSONALES 
(Lc. 17:11-19)

        INTRODUCCIÓN:

Muchos de los libros, actualmente, tratan el tema de la autosuperación. En todo el mundo, mucha gente gasta millones de dólares en busca de soluciones a sus problemas: cambian de una moda a otra, de un empleo a otro, de un establecimiento a otro, de una pareja a otra, de un auto a otro, de un lugar a otro, etc.

Desafortunadamente, la gran cantidad de consejos que se aportan en estos días, a través de la televisión, radio, internet e imprenta, son poco confiables. Se basan en la sabiduría del mundo.

Entonces, ¿dónde podemos encontrar la solución a nuestros problemas personales? Jesús dijo: “Y Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32). La libertad perdurable de los reveses de la vida viene como resultado al conocer la verdad.

La solución a nuestros problemas personales tiene un antes y un después, es decir lo que debemos hacer antes de nuestro problema, o sea para solucionarlo. El después, consiste en la actitud del individuo al resultado o solución del problema.

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ANTES DEL PROBLEMA

Existen cinco pasos para encontrar la solución correcta a nuestros problemas personales, los cuales se mencionan a continuación:

1. Salir al encuentro de Jesús (v. 12b)

El leproso no podía vivir entre el pueblo, no podía acercarse a la gente sana. Esto es un gran problema, el cual debía ser solucionado lo más pronto posible. Afortunadamente apareció la solución correcta a sus problemas. Pero la solución no puede buscar al necesitado, sino que es el necesitado quien debe buscar la solución.

El termino Salir es sinónimo de buscar. Si quiero encontrar la solución a mi problema personal, tengo que buscar a Jesús. Pero si Dios sabe que tengo necesidad (Mt. 6:32) porque no me lo da. Todas las cosas, se logran con esfuerzo y sudor.

Aquí, lo que el Señor Jesús quiere ver, es el interés en resolver nuestros problemas y la magnitud de nuestro problema.  

1. Reconocer la santidad de Jesús (v. 12c)

Un leproso no podía llegar hasta donde está una persona sana. Debía guardar cierta distancia. La ley ordenaba una distancia como de cincuenta metros.

No sin antes de acercar a Jesús, hay que reconocer su santidad, es decir reconocer que, somos humanos infalibles. Aunque ya han sido perdonados nuestros pecados, pero fallamos ante Dios, si no es de una manera, es de otra.  

1. Hablar a Jesús (v. 13)

Los leprosos tuvieron que abrir la boca, tuvieron que explicar lo que querían, tuvieron que hablar a Jesús.

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