El Abuelo Mas Loco Del Mundo
Enviado por solange1982 • 14 de Junio de 2013 • 447 Palabras (2 Páginas) • 867 Visitas
80supe qué hacer, si reír o correr o gritar o abrazara Gabriela o darle un beso.El abuelo salió por fin del agua y empezó a darsaltitos para tratar de secarse un poco. La señoraRosario, quien por lo visto ya lo conocía muybien y se había venido preparada, sacó una toallade su bolso y lo ayudó a secarse.
—
Ah!
—
dijo el abuelo
—
. ¡Qué noche increíble!¿Lo vieron, eh? ¿Lo vieron?Contestamos que sí.El abuelo respiró muy profundamente,tragándose el aire de la noche, el olor a sal yhasta el brillo de las estrellas. Se vistiórápidamente, se nos acercó y nos agarró a losdos.
—
La magia
—
dijo-, siempre está ahí, si uno sabedónde buscarla.Miré la superficie oscura de nuevo. Queríapreguntarle muchísimas cosas sobre las lucecitasfosforescentes, la magia, la vida y todo, pero nome animé; sabía que había una explicación paralo que habíamos visto, pero pensé que a vecessaber el secreto de las cosas puede arruinarlas.
—
No querés saber?
—
preguntó el abueloadivinando mis pensamientos.
—
No, ahora no... después
—
contesté.
—
Mejor así
—
sonrió y se fue otra vez con laseñora Rosario, dejándonos solos.
81Vi que Gabriela me miraba y me sonreía, así quele agarré una mano y empezamos a seguir lashuellas iluminadas de esos viejos locos que ahoracantaban juntos una antigua canción.
El abuelo mas loco
Después de esa noche pasaron otras yotras hastaque mis vacaciones llegaron a su final.En esos días hicimos muchas cosas: pinté uncuadro, seguí viendo a Gabriela todo el tiempo yayudé al abuelo a construir su último graninvento: una especie de máquina llena de tubosde goma que iba a servir para pintar cuadrosautomáticos.Orgulloso, el abuelo no había querido probarlahasta que llegara papá, diciéndome que lo queríasoprender. Pero finalmente, cuando papá vino abuscarme, Felipe cambió de idea y decidióesperar un poco más.Esa tarde salí a caminar para despedirme deGabriela y prometimos que nos íbamos a escribirmuchísimas cartas y que yo volvería en lasvacaciones de verano.Después me despedí del abuelo con un abrazomuy grande y muchas ganas de llorar, pero meaguanté.Cuando el auto arrancó y empezamos a alejarnos,papá empezó a preguntarme cómo lo habíapasado con el abuelo.
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—
Supongo que no se habrán metido en ningúnlío, ¿no?
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Para nada
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contesté y casi se me escapa unacarcajada
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. Todo estuvo muy tranquilo.Pero tuvimos que parar: algo había explotado enla casa del abuelo.Papá frenó y dio la vuelta, pero cuando bajamosy entramos corriendo en la casa nos encontramoscon la imagen del abuelo que desde
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