El Amor Cortés Reflejado En Dos Obras De Lope De Vega: Peribáñez Y El Comendador De Ocaña Y El Caballero De Olmedo
Enviado por jessiprieto1 • 29 de Abril de 2012 • 1.573 Palabras (7 Páginas) • 1.643 Visitas
El amor es un tema muy tratado en cuanto a la literatura se refiere, y ha sido la temática principal de grandes piezas de la literatura universal. La mitología griega y romana está plagada de los amores entre los dioses y mortales. En la mitología egipcia también podemos leer sobre los amores de Cleopatra y otras grandes emperatrices. La literatura inglesa tiene los clásicos de William Shakespeare que nos hablan de amor y traición; mientras que los franceses Víctor Hugo y Alexander Dumas nos han dejado grandes obras en las cuales el amor es un tema principalísimo. La literatura española no hace menos meritos que las anteriormente mencionadas; ya desde sus comienzos, con el Poema del Mío Cid, nos encontramos la tormentosa relación entre Rodrigo Díaz de Vivar y su amada Ximena. A este poema, de autor anónimo, le seguirán, entre otros, grandes escritos como El libro del Buen Amor del Arcipreste de hita y las obras de Miguel de Cervantes y Pedro Calderón de la Barca. No es de extrañar que el amor sea el tema más explotado, pues es lo que da sentido a la vida y algo con lo cual todo ser humano puede identificarse fácilmente. Este, junto con el honor, fue uno de los temas más recurrentes en los escritores del Siglo de Oro; si bien hay tratados sobre el amor que nos llega desde la Edad Media y el Renacimiento. Estos tratados nos hablan de la importancia de un comportamiento apropiado que deben seguir los enamorados, y de las reglas de honor y cortesía que en estos se encuentra. El tratado de Andreas Capellanus nos explica sobre las constantes luchas a las que tenía que enfrentarse el enamorado para mostrar a su amada sus virtudes y valores. Todas estas luchas van creando un deseo y una necesidad que se traducen en trastornos mentales y físicos, los cuales los entendidos de la época denominaron amor hereos, o mal de amores. Este ensayo intenta demostrar la existencia del mal de amores en algunas obras de Lope de Vega, entre las que encontramos Peribáñez y el Comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo.
Esta enfermedad, que según Mary Frances Wack aparece por primera vez en los escritos de Galeno (Ca. 130-200), fue codificada posteriormente por médicos bizantinos y árabes. Galeno considera que esta es una “pasión del alma”; pero muchos médicos y antiguos catedráticos difieren con él y señalan que ésta era una enfermedad somática, y no una combinación de la mente y el cuerpo como él la había clasificado. En lo que sí han estado de acuerdo todos los entendidos y estudiosos del amor hereos es en que los postulados medievales que dicen que esta ‘enfermedad’ se transmite a través de los sentidos visuales y auditivos. En el artículo “Una nota sobre Lope de Vega y las ‘Líneas del Amor’ de Terencio”, Fernando Plata-Parga hace una cita de Juan Aranda en la cual este nos dice que “cinco son los grados del amor, el primero la vista, el segundo, la co[n]uersación…” (279). La vista será el medio principal para el mal de amores puesto que en esta época se cree que las mujeres iban diseminando miradas fulminantes, cargadas de rayos atrayentes que entraban por los ojos de los hombres. A este respecto Fernando Díaz-Plaja nos dice que:
Los franceses e italianos, aludiendo al efecto del rayo, tan inesperado como eficaz, lo llaman coupe de foudre, colpo de fúlmine. Los anglosajones precisan su rapidez temporal: love at first sight o amor a primera vista. En nuestra lengua la referencia es el malicioso acto de Cupido soltando la cuerda de su arco: el «flechazo» (17-18).
Jacques Ferrand nos dice que “Just as this disease slips into the entrails of the body through the eyes, so the eyes are our first testimonial of its presence” (269). Con una sola Mirada al enamorado, es fácil saber que éste ha caído rendido ante los rayos de una mirada femenina, y que a consecuencia de la misma su voluntad y su alma quedan doblegados a los deseos de la amada; por la cual están dispuestos a hacer lo que fuese necesario, aún si esto significase la muerte propia o provocar la de algún otro pretendiente que la dama pudiese tener.
Los síntomas del padecimiento son de fácil y rápida identificación pues “once the disease has taken hold, its presence is revealed by a well, defined set of symptoms: a desire for solitariness, sighing, hollow eyes, sleeplessness, loss of appetite” (Ferrand 118). También nos dice el propio Ferrand que “the insomnia that troubles lovers, making them more melancholy, sad, lean, and dry, is caused by the diverse fantasies that run through their brains, never leaving the soul in peace, thereby
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