El Coronel No Tiene Quien Le Escriba
Enviado por kirapaola • 30 de Abril de 2012 • 890 Palabras (4 Páginas) • 1.349 Visitas
EXAMEN DE ESPAÑOL Y LITERATURA helmut763@hotmail.com
ALUMNO: _____________________________________ GRADO: _________ LOGRO:_______
I. Selección múltiple.
1. El hijo del Coronel había trabajado con:
a) Álvaro
b) Moisés
c) Don Sabas
d) El médico
2. El Coronel se propuso venderle el reloj a:
a) Germán
b) Moisés
c) Antonio
d) Álvaro
3. Según el texto los protagonistas se proponen vender el reloj por:
a) Cincuenta pesos
b) Trescientos pesos
c) Cuarenta pesos
d) Noventa y cinco pesos
4. El reloj no funcionaba bien, pero fue reparado por:
a) Alfonso
b) Álvaro
c) Germán
d) Moisés
5. Sabas le propuso poner en venta al gallo y le entregó como avance al coronel la suma de:
a) Sesenta pesos
b) Cuarenta pesos
c) Trescientos pesos
d) Cuatrocientos pesos
6. Tiempo que tenía el coronel esperando la carta:
a) 45 años
b) 37 años
c) 55 años
d) 60 años
7. De acuerdo al texto, el Coronel, fue habló con su abogado un:
a) Viernes por la mañana
b) Miércoles por la tarde
c) Medio día del Jueves
d) Sábado por la tarde
8. El abogado fue
a) El dinero obtenido por la venta del reloj
b) Un obsequio de la dueña de la tienda
c) El dinero obsequiado por don Sabas al coronel
d) El maíz del gallo que unos niños llevaron
9. Según el texto, la fecha 27 de octubre, corresponde a :
a) Encuentro del abogado con el coronel
b) Mes que incluyeron al coronel en el escalafón
c) Fecha del recibo de la pensión
d) Nacimiento del hijo de Agustín
10. Según el texto, el tres de enero corresponde a:
a) La apuesta del gallo del coronel
b) La presentación del la película
c) El fallecimiento de Agustín
La fecha de alistamiento del Coronel en el ejército
El coronel se dirigió a la sastrería a llevar la carta clandestina a los compañeros de Agustín. Era su único refugio desde cuando sus copartidarios fueron muertos o expulsados del pueblo, y él quedó convertido en un hombre solo sin otra ocupación que esperar el correo todos los viernes. El calor de la tarde estimuló el dinamismo de la mujer. Sentada entre las begonias del corredor junto a una caja de ropa inservible, hizo otra vez el eterno milagro de sacar prendas nuevas de la nada. Hizo cuellos de mangas y puños de tela de la espalda y remiendos cuadrados, perfectos, aun con retazos de diferente color. Una cigarra instaló su pito en el patio. El sol maduró. Pero ella no lo vio agonizar sobre las begonias. Sólo levantó la cabeza al anochecer cuando el coronel volvió a la casa. Entonces se apretó el cuello con las dos manos, se desajustó las coyunturas; dijo:«Tengo el cerebro tieso como un palo».
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