El Cuento de Pinocho

Geppetto, un viejo tallista de madera pobre, hacía a una marioneta de una rama del árbol.

- "Debe ser mi pequeño muchacho", dijo a la marioneta, "y le llamaré ´Pinocchio´".

Trabajó durante horas, con cuidado esculpiendo cada detalle. Esa noche, el hada azul, que conocía Geppetto era un padrino de boda, cueste un hechizo sobre Pinocchio. Muy al día siguiente, Gappetto despiertan y era muy contento de encontrar que Pinocchio podría andar, sentarse y hablar como un verdadero muchacho.

- "Pare esto, usted muchacho travieso", reprendió Geppetto, "¡Paran esto inmediatamente!"

- "¡No me pararé!" gritó Pinocchio.

- "¡Puede hablar!" exclamó Geppetto.

- "Por supuesto puedo, tonto", dijo la marioneta. "Me ha dado una boca para hablar con".

Pinocchio se levantó a sus pies y bailó en el tablero de la mesa.

- "¡Mire lo que puedo hacer!" chilló.

- "Pinocchio, esto no es el tiempo para bailar", explicó Geppetto. "Debe conseguir el resto de una noche buena. Mañana comenzará a ir a la escuela con los verdaderos muchachos. Aprenderá muchas cosas, incluso cómo comportarse".

En su camino hacia la escuela la próxima mañana, Pinocchio se paró para ver un teatro de títeres.

- "Puedo bailar y cantar mejor que aquellas marionetas y yo no necesitamos cuerdas", se jactó Pinocchio.

Subió en la etapa.

- "Quítese mi etapa", rugió el Maestro de la Marioneta.

Entonces notó cuánto a la muchedumbre le gustó Pinocchio. No dijo nada y dejó a Pinocchio quedarse.

- "Aquí, ha ganado cinco monedas de cobre", el Maestro de la Marioneta dijo a Pinocchio. "Tome estas monedas y vaya directamente a casa", dijo el Maestro de la Marioneta.

Pinocchio puso las monedas en su saco.

No fue muy lejos antes de que encontrara a Fox cojo y Cat ciega. Sabiendo que Pinocchio tenía el dinero, pretendieron ser sus amigos.

- "Venga con nosotros. Le enseñaremos cómo convertir aquellas piezas de cobre en el oro", lisonjeó Cat disimulada.

- "Queremos ayudarle a enriquecerse. Plante sus monedas bajo este árbol mágico. En unas horas darán vuelta al oro", dijo el Zorro.

- "Muéstreme donde", dijo Pinocchio con excitación.

El Gato y Fox señalaron a un remiendo de la suciedad suelta. Pinocchio cavó un agujero y puso el saco en él, marcando el punto con una piedra.

- "¡Espléndido!" exclamó el Gato. "Ahora vamos a la posada para la cena".

Después de la cena, el Zorro y Cat, que no eran realmente cojos o ciegos, rápidamente se movieron sigilosamente lejos y se disfrazaron de ladrones. Se escondieron por el árbol que espera a Pinocchio a volver y desenterrar el dinero. Después de que Pinocchio desenterró las monedas se echaron encima de él.

- "¡Dénos su dinero!" pidieron.

Pero Pinocchio sostuvo el saco entre sus dientes y resistió para darles el saco. Otra vez exigieron,

- "¡Dénos su dinero!"

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