El Diamante del Rico
Enviado por JenniferBacila • 3 de Marzo de 2013 • Tesis • 579 Palabras (3 Páginas) • 1.610 Visitas
El Diamante del Rico
Un Hombre muy rico tenía un vecino muy pobre. Una vez, un adivino le dijo al rico que todas sus riquezas pasarían algún día a manos de su vecino.
El rico se impresiono mucho, porque era un hombre muy tacaño. Entonces vendió todo lo que tenia y con ese dinero compro un gran diamante, que escondió en el turbante con que cubría siempre su cabeza.
- Así -dijo- cuando me muera me enterraran con el turbante y mi vecino jamás podrá disfrutar de lo que es mío.
Algún tiempo después, el hombre rico tuvo que viajar al otro lado del río. Mientras iba en el bote, el viento, llevo el turbante, que cayo en el agua y se hundió.
Ya pueden imaginarse la desesperación del rico, al ver que su fortuna desaparecía bajo el agua. Pero luego se consoló pensando: “De todos modos, si he perdido el diamante, mi vecino nunca podrá tenerlo”.
Pero, pocos días después, el vecino pobre compro un pescado en el mercado y al abrirlo encontró el diamante que el pez se había tragado.
La Última Perla
Nació un niño y todas las hadas fueron a conocerlo: el Hada de la Salud, el Hada de la Alegría, el Hada de la Fortuna, el Hada del Amor y muchas otras le llevaron, cada una, una perla.
Solo un Hada no había llegado todavía para darle su regalo.
Entonces el Ángel de la Guarda, que vigilaba cerca de la cuna del recién nacido, decidió ir en su busca.
El ángel se elevo por los aires y llego hasta una casa donde estaban velando una mujer que acababa de morir. En el marco de la ventana se encontraba el hada del Dolor que lloraba en silencio. Una lagrima al caer, se transformo en una bella perla y el ángel de la guarda se apresuró a recogerla.
-Esta es la Perla del Dolor –Dijo el Ángel-. ¡Pobre del que no la tenga! Sin esta perla, las otras perlas no tendrán ningún valor, porque quien no conoce esta perla. Jamás sabrá apreciar lo que valen todas las demás.
Y el Ángel deposito la perla en la cuna del recién nacido.
Espero haya gustado este par de cuentos, con un buen mensaje a nuestro diario vivir.
Fábulas de Esopo. ‘El caballo y el asno’
Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo. Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡ Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
Fábulas de Esopo: El águila, el cuervo y el pastor.
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