El Ezkiimal Y La Mariposa
Enviado por kikapabonchis • 23 de Mayo de 2012 • 486 Palabras (2 Páginas) • 509 Visitas
n detective de asesinos, un policía
reclutador de sicarios, un médico
forense que cuida moribundos, un
luchador enmascarado que conoce cada
historia de cada esquina de la ciudad, un
matón joven traído de Medellín a Bogotá,
un jefe de redacción de un periódico amarillista, una pitonisa que intenta y manda a
matar a su marido, un vendedor de armas
de un mercado, un estratega impúdico y
frío, un escritor de crónicas rojas y el asesinato de Bernardo Jaramillo Ossa, Rodrigo
Lara Bonilla, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro en 1990, son los rostros de una ciudad invisible en la cual la costumbre de la
muerte es un imperante general.
Eso es ‘El Eskimal y la Mariposa’ de Nahum
Mont; el mundo cansado pero resignado
a las relaciones con los días siempre grises
y lluviosos donde se desplazan historias
y voces de lo que nadie está permitido
sorprender y mucho menos recordar. Es
‘ciudad-libro’ que no se lee por miedo al
desorden e incertidumbre que los símbolos de los recuerdos dan sobre la ciudad,
lugares sólo recordados como calles y direcciones sin el olor y las huellas de tantos
que han vivido o viven.
El Pequeño Larús es quien mejor comprende la ciudad. Él la lee, son palabras de
acontecimientos y así se ubica. Aquí, quizá, está la esencia de la novela. El aspecto histórico y político es una astucia para
proponer un interés místico en el lector y
además ser una linda figura de enlace del
escritor para otras historias, al igual que
García Márquez y Macondo, o Faulkner y
el condado de Yoknapatawpha. Lo interesante es el bajo mundo: los planes de
asesinato, el olor a Sin City, el sabor a novela negra, la frialdad de los personajes,
sus retrospecciones sobre Bogotá, sus delirios. Idiosincrasia de la vida colombiana
acostumbrada y fascinada por la muerte
y que se representa en sus diferentes vindicadores, quienes apuntan con la voz, la
pluma, el arma y el silencio; sólo habitando en ella luego de corromperse.
Las descripciones de los lugares nos prefiguran a los personajes, pero éstos resultan aún más fantásticos y degradados.
Los espacios están antes de la entrada de
los actores y el eje de acción, haciendo un
recorrido prologuista.
Aún más particular es el estilo narrativo
en cuanto a la relevancia del personaje
principal, Coyote. Inicia como un narrador en tercera persona, donde Coyote
es dado a conocer por sus acciones e intervenciones amplias, pero luego, en el
segundo capítulo, se narra en segunda
persona que a diferencia de lo omnisciente no formula ni parece capaz de analizar
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