El Gibaro

Explica algunas costumbres puertorriqueñas que aparecen en la obra y que han permanecido hasta nuestros días.

Un casamiento jíbaro, escena IV, nos menciona un cuadro de costumbres que han permanecido hasta nuestros días, las bodas. Aquí nos presenta como se celebraban las bodas en esa época, que actividades realizaban y hasta como se vestían. Al igual que en nuestros días, las personas asistían a estos casamientos elegantemente, un ejemplo de ello lo es que los hombres iban enchaquetados. También, se celebraban por todo lo alto, con músicos, bailes, comidas y bebidas. Finalizaban cuando saliera el sol y en ese entonces se despedían, y como bien nos dice el autor "de lo que pasó espués los nobios darán la cuenta".

En la escena V, titulada Bailes de Puerto Rico, traza Alonso un esquema reflexivo sobre el origen de nuestros bailes que resulta de gran interés cultural. Aparte de describirlos, nos ofrece el repertorio de voces jíbaras con que se designan los diversos bailables de entonces. Tal vez, todos los bailes mencionados en esta escena no han perdurado hasta nuestros días, sin embargo algunos de ellos sí, tal como es el caso del Vals. También, nos menciona en esta escena algunos instrumentos, como lo es el güiro, que aún permanece en nuestros tiempos.

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