El Mercader De Venecia

La historia es corta, se hizo para ser representada en teatro y se trata de un veneciano que, por ayudar a un amigo, hace tratos con un prestamita judío que le odia porque ha sacado de apuros económicos a personas que antes le pidieron préstamos al judió, sin cobrarles intereses y porque condena el agiotismo del judío.

El judío le reclama por haber desbaratado sus negocios, pero acepta hacerles el préstamo a condición de que el veneciano le firme un pagaré en el que se compromete a que si falla en regresarle el dinero en la fecha pactada, deberá permitir que el judío le corte una libra de carne, de la parte de su cuerpo que el judío escoja.

Las cosas no salen bien para el veneciano, aparentemente, los barcos de su propiedad que tenía en altamar transportando mercancía se hundieron y ha quedado en banca rota.

El judío se regocija, sobre todo porque su hija se fugó con un cristiano y le robó dinero y joyas, así que la banca rota del veneciano le cae de perlas, más que nada porque planea deleitarse hiriendo al veneciano.

El amigo del veneciano que se benefició con el préstamo, tras conseguir los favores de su amada, regresa a venecia buscando sacar a su amigo del atolladero en el que se encuentra y acuden ambos ante el jurado, en un intento por evitar la condena que haría efectivo el pagaré que posee el judío, pero el judío reclama justicia.

En esto se haya el juicio, cuando llegan al jurado dos jóvenes, un mensajero y un doctor en leyes. El doctor en leyes le hace ver al judío que puede cortar una libra de carne, pero que tiene que ser exactamente una libra de carne, ni un pedazo más, ni un pedazo menos, además de que tras la incisión, no puede derramar una sola gota de carne, pues eso no está estipulado en el contrato.

Le indica que de cortar de mas o de menos, o de derramar una sola gota de sangre, será ahora el judío quién deberá responder ante el jurado y que le pueden condenar a muerte por dañar a un ciudadano de Venecia. Ante esto, el judío se retratacta, pero ahora el joven doctor le indica que tiene que entregar la mitad de sus riquezas al veneciado y la otra mitad a la ciudad de Venecia. El veneciano indulta al judío, pero el estado no.

A cambio del favor que le ha hecho el joven doctor, pide al veneciano que su amigo le entregue su anillo nupcial, a lo que el amigo se resiste al principio, pues ha hecho un juramento a su amada de no separarse del anillo jamás, pero el veneciano le convence de que lo entregue, pues gracias a él, sigue con vida.

Cuando regresan todos a la casa de la amada del amigo, ella le reclama por haber perdido el anillo y le amenaza con coronarlo con el joven doctor, tan solo para descubrirle que el joven doctor era ella misma, disfrazada.

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