El Odio.

Esta tarde de hoy miércoles día 9 de abril de 2008, en clase de prácticas de sociología, la profesora de dicha asignatura ha proyectado el filme de 1995, dirigido por Mathieu Kassovitz, llamado La Haine, lo que en vulgar castellano se traduciría por El Odio. Una película que a forma de documental nos narra las desventuras de tres jóvenes amigos que pertenecen a los suburbios de Paris, durante las 24 horas siguientes a los disturbios ocasionados por la paliza recibida por un joven musulmán a manos de la policia.

Como destacable en la misma podríamos referir la actuación de Vinz (Vincent Cassel), joven judío que ve como la única solución al conflicto según su forma de entender las cosas, es que si el joven apalizado, llamado Abdel muere, un policía morirá a sus manos por pistola. El resto de actuaciones son más bien penosas, el guión es más bien limitado, los planos en muchas ocasiones fuera de cuadro, es decir, una película totalmente irrelevante a nivel de plantel interpretativo y de guión.

El guión de la película es simplista en extremo, la película nos muestra como la vida de estos tres chicos está siendo presionada en dos direcciones por dos grupos opuestos, por un lado por la policía que reprime de forma brutal cualquier actuaciones que se producen en los suburbios, y por otro por la sociedad que los margina y los deja de lado impeliéndoles a cometer a su vez actos de violencia, y revuelta, extrema.

Como he dicho anteriormente el guión es tremendamente simplista, se basa en el concepto de que bajo la represión del gobierno/policía se consigue que la población que ha perdido su dignidad ontológica se revuelva contra el opresor en la misma medida en que se aplicaba la represión. Como he dicho es simplista, ya que si el análisis a posterior de dichos disturbios hubiese sido eso, las políticas de los gobiernos hubiesen sido más sencillas, y con resultados claros, de lo que tuvieron que ser en realidad.

Podemos entender que, la sociedad, en este caso, se automargina, de ahí se crean sujetos que se revuelven contra el sistema, el sistema les reprime y presiona y esto crea más revoluciones y marginación social. Una suerte de pescadilla que se muerde la cola, de forma interminable y sin solución rápida. Las soluciones simples para los problemas complejos no existen.

La película resulta una suerte de panfleto justificador que me ha resultado bochornoso por haberse proyectado en clase de sociología (y más cuando atendemos a cierta sociología que investiga los efectos de la globalización) y que sólo tiene en cuenta una visión del conflicto.

En definitiva, y no es por que como algunos saben tengo ciertos problemas con el cine francés, una película prescindible desde el punto de vista de la investigación.

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