“El Perfume” artículo de Pedro Carreras Era

“El Perfume” artículo de Pedro Carreras Era

Cabe señalar un doble acierto por lo que se refiere a la dimensión espacio-temporal del relato, al situar la acción en Francia y en el siglo XVIII. Las prodigiosas cualidades olfativas del protagonista, Jean Baptiste Grenouille, encuentran en París y en otras ciudades y pueblos franceses el escenario ideal para el descubrimiento de los buenos olores (donde se encuentra la sofisticada industria perfumista, dado el desbunde de malos olores). El Siglo de las Luces es también el marco ideal para un prodigio y monstruo de la naturaleza como es Grenouille.

Por su parte, el marqués de la Taillade-Espinase, que transformará radicalmente la imagen de Grenouille, tiene algo de Jean Itard, aunque en versión grotesca. En cualquier caso, no son estos los únicos detalles que nos demuestran el buen conocimiento que el autor tiene de la historia y de la cultura de Francia.

Süskind parece ser un buen lector de novelas, y no solamente de las francesas del XIX, dado que también su relato nos trae resonancias de otros autores, especialmente de genios del horror, como Poe y Maupassant, o de retratistas de la mugre y la miseria, como Dickens.

Jean-Baptiste Grenouille consta de características biológicas especiales y de una vocación decidida. Su trayectoria de asesino de mujeres jóvenes no es sino una simple consecuencia y mero trámite de sus propósitos. Esos propósitos ni siquiera pueden llamarse profesionales, ni están tampoco el poder o el dinero entre sus objetivos. Dotado, por una parte, de un increíble olfato, carece, por otra, de cualquier tipo de olor corporal, así como del menor atractivo físico. En un marco social que recuerda el de la novela picaresca y el de la novela del XIX, que relata la cansadora vida de los niños pobres, el pequeño y deforme Grenouille (en francés grenouille significa "rana, batracio") descubre no sólo la maldad, sino el aislamiento y la indiferencia con que le obsequian los demás humanos lo que lo lleva a encerrarse más en sí mismo.

Poco a poco, va analizando, ordenando y comprendiendo el mundo gracias a su sentido de olfato tan agudo: comienza a hablar cuando algo le sorprende por su olor, y en poco tiempo su objetivo es poseer todo cuanto el mundo pueda ofrecerle en olores. Pero pronto otros descubren su don y sus cualidades de “vidente” que son posibles gracias a su agudeza olfativa. Como por ejemplo, la facultad de conocer por el olfato cuántas personas se hallan en una casa, o de saber, siempre por vía olfativa, las intenciones y el estado de ánimo de sus rivales y antagonistas.

Un aura maléfica y gafe parece acompañar a este engendro nacido en un puesto de pescado de la Rué aux Fers, o como dice en la novela; "el lugar más maloliente del reino". Casi todos sus amos, jefes y valedores terminan pereciendo por muerte violenta

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