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El Perfume


Enviado por   •  4 de Enero de 2012  •  3.620 Palabras (15 Páginas)  •  831 Visitas

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EL perfume

El nombre de perfume o perfumes proviene del latín "per", por y "fumare", a través del humo, haciendo referencia a la sustancia aromática que desprendía un humo fragante al ser quemado, usado para sahumar. En la actualidad, la palabra «perfume» se refiere al líquido aromático que usa una mujer o un hombre, para desprender olores agradables.

El término perfumería tiene cuatro acepciones,1 pudiendo referirse a un establecimiento comercial donde venden perfumes, al arte de fabricar perfumes, al conjunto de productos y materias de la industria del perfume, o al lugar donde se preparan los perfumes o se perfuman ropas o pieles.

Contenido [ocultar]

1 Historia del perfume

1.1 El arte de la elaboración de perfumes

1.2 La Ruta del Perfume

1.3 Perfumes divinos

1.4 La Biblia

1.5 Nace una forma de arte

1.6 El boom de la cosmética

1.7 El Renacimiento de Oriente

1.8 De la Revolución Francesa al siglo XXI

2 Ingredientes de perfumería

3 Extracción de fragancias

4 Órgano de perfume

5 Estructura de los perfumes

6 Tipos de perfumes

7 Referencias

8 Bibliografía

9 Enlaces externos

[editar]Historia del perfume

[editar]El arte de la elaboración de perfumes

La historia cuenta que Alejandro Magno era muy aseado, capaz de perfumar cualquier habitación con solo el aroma de su cuerpo. En la Edad Media se fabricaron ungüentos con sustancias aromáticas, musgo incluido y después de un período de utilizar animales. En los siglos XVIII y XIX se volvió al agua de flores. El perfume está tan presente en la historia del hombre como cualquier héroe o leyenda.

[editar]La Ruta del Perfume

Los aromas de la naturaleza han acompañado al ser humano siempre: las flores, el mar, los árboles... Ramón Planas i Buera del Museo del Perfume de Barcelona sostiene que todo comenzó en la prehistoria, el día que el hombre primitivo encendió una hoguera para calentarse o para alejar las fieras que pudieran acecharle y, por pura casualidad, encendió algunas ramas o resinas de un árbol y éstas comenzaron a desprender un olor agradable, un olor inédito que nunca antes había sentido nadie.“Quizás el hecho de encontrarla tan agradable y de que el humo se elevase directamente hacia el cielo, les hizo pensar en utilizarlo como ofrenda a las divinidades o a las fuerzas sobrenaturales que lo habitaban y que desde allí arriba regían sus frágiles destinos en la Tierra”. Los perfumes se han utilizado y se utilizan en rituales religiosos.

[editar]Perfumes divinos

Año 3.500 a. C. En Sumeria, que era la civilización más avanzada y compleja del mundo en esa época; ellos fueron los que crearon el primer sistema de escritura del mundo, los primeros en usar instrumentos de bronce, los primeros en fabricar ruedas y contrariamente a lo que muchos suponen, fueron ellos y no los egipcios los que desarrollaron por primera vez ungüentos y perfumes. Cuando los arqueólogos encontraron el sepulcro de la reina Schubab de Sumeria, se sorprendieron bastante al hallar junto al cuerpo una cucharita y un pequeño frasco trabajado con filigrana de oro: la reina había guardado allí su pintura de labios. En la Epopeya de Gilgamesh (un poema asirio del año 2.300 a. C. que debió copiarse de textos acadios mucho más antiguos, a juzgar por la aparición de algunos de sus personajes en tablillas cuneiformes de la mitología sumeria, de donde debieron de ser extraídos y adaptados por los acadios) se encuentran muchas citas que hacen referencia a la perfumería y a la cosmética.

Elaboración de perfume en el Antiguo Egipto. Louvre.

Egipto no tardó en tomar de los sumerios la idea de la escritura y, como no, todo lo referente a la cosmética.

Los sacerdotes literalmente fumigaban sus oraciones con perfumes –que ellos mismos elaboraban-, empleando olores fortísimos que favorecían la elevación del espiritu: mirra, resina de terebinto, gálbano, olíbano, ládano... Los aceites perfumados, los ungüentos y las pinturas también formaban parte del rito: muy temprano por la mañana, cada sacerdote procedía al aseo de las estatuas divinas untándolas con ungüentos y maquillando sus rostros y los de las estatuas. Así creían obtener la protección de los dioses y se aseguraban el paso al más allá. Justamente esta creencia es la que explica la práctica del embalsamamiento: conservar intacto el cuerpo en sustancias imputrescibles y perfumadas para entrar así al cielo de los egipcios. A mediados del 400 a. C., Heródoto escribió sobre este tema: "Se empieza quitando el cerebro por los orificios de la nariz con un gancho de hierro inyectando en ellos drogas disolventes. A continuación, se realiza una incisión en los costados con una piedra de Etiopía cortante y se retira los intestinos que se limpian con vino de palma y se purifican con aromas molidos. Se llena el abdomen de mirra, de canela y de otros aromas y se vuelve a coser. Después se sumerge el cadáver en natrón donde se deja durante setenta días... Luego, se lava el cuerpo y se envuelve en finas bandas de lino recubiertas por una especie de goma..." Sirve para reflejar la importancia del perfume como sinónimo de pureza y exaltación divina (cuando se abrió la tumba del faraón Tutankamon se hallaron más de tres mil potes con fragancias que aún conservaban su olor a pesar de haber permanecido enterradas por más de 30 siglos). Las mujeres de la alta sociedad acostumbraban a ponerse debajo de las pelucas que habitualmente llevaban, unos conos fabricados con grasa de buey impregnada de diversos perfumes. Este pegote se iba fundiendo con el calor corporal y del ambiente al mismo tiempo que perfumaba el cuerpo de quien lo portaba. Ninguna civilización posterior hizo uso de él. Los chinos contribuyeron en gran parte del desarrollo y mercadeo.

[editar]La Biblia

José -hijo de Jacob- fue vendido por sus hermanos a unos mercaderes de esencias -de las tierras de Galaad en Palestina- que viajaban a Egipto para vender sus productos. En su larga y forzada estadía en esa región, los israelíes aprendieron las técnicas de la elaboración de perfumes y ungüentos, y la primera referencia bíblica a ese respecto se centra en su finalidad religiosa o litúrgica: es el propio Moisés quien le encarga al Gran Sacerdote Aaron que cada mañana y cada atardecer queme incienso y le agregue partes iguales de esencias de nataf, ónix y junto al gálbano haga un perfume, quedando estrictamente prohibido el uso de esta mezcla para fines profanos. También se referencia al mismo embalsamamiento tanto de José como de su padre (Libro del Génesis, cap. 50, vers. 2, 3 y 26) .

En su relato de la historia del

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