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El Principe Feliz


Enviado por   •  29 de Agosto de 2014  •  421 Palabras (2 Páginas)  •  216 Visitas

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La estatua del Príncipe Feliz se alzaba sobre una alta columna, desde donde se dominaba toda la ciudad. Era dorada y estaba recubierta por finas láminas de oro; sus ojos eran dos brillantes zafiros y en el puño de la espada centelleaba un enorme rubí púrpura. El resplandor del oro y las piedras preciosas hacían que los habitantes de la ciudad admirasen al Príncipe Feliz más que a cualquier otra cosa. "Es tan bonito como una veleta",

"¿Por qué no eres como el Príncipe Feliz " le decía una madre afligida a su pequeño hijo que lloraba porque quería tener la luna. "El Príncipe Feliz no llora por nada".

"Mucho me consuela el ver que alguien en el mundo sea completamente feliz" murmuraba un hombre infortunado al contemplar la bella estatua De verdad parece que fuese un ángel

¿Y cómo saben qué aspecto tiene un ángel?", "¿Cuándo han visto un ángel?"

"Los hemos visto, señor. ¡Claro que los hemos visto, en sueños! " le respondían los niños,

Una noche llegó volando a la ciudad una pequeña golondrina. Sus compañeras habían partido para Egipto seis semanas antes, pero ella se había quedado atrás, porque estaba enamorada de un junco, el más hermoso de todos los juncos de la orilla del río. Lo encontró a comienzos de la primavera, cuando revoloteaba sobre el río detrás de una gran mariposa amarilla, y el talle esbelto del junco la cautivó de tal manera, que se detuvo para darle conversación.

¿Puedo amarte?" le preguntó la golondrina, a quien no le gustaba andarse con rodeos. El junco le hizo una amplia reverencia. La golondrina entonces revoloteó alrededor, rozando el agua con las alas

"¿Vas a venirte conmigo?" le preguntó al fin un día. Pero el junco negó con la cabeza, le tenía mucho apego a su hogar.

¡Eso quiere decir que sólo has estado jugando con mis sentimientos!" se quejó la golondrina. "Yo me voy a las pirámides de Egipto. ¡Adiós!" Y diciendo esto, se echó a volar

Voló durante todo el día y, cuando ya caía la noche, llegó hasta la ciudad."¿Dónde podré dormir?" se preguntó. "Espero que en esta ciudad haya algún albergue donde pueda pernocta

En ese mismo instante descubrió la estatua del Príncipe Feliz sobre su columna. "Voy a refugiarme ahí" se dijo

se preparaba para ir a dormir; pero sólo desde que puso la cabeza bajo el ala de una gran gota de agua cayó sobre él. "¡Qué cosa más curiosa!", Exclamó, "aún no hay una sola nube en el cielo, las estrellas son bastante claros y brillantes, y está lloviendo

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