El Príncipe, Nicolás Maquiavelo
Enviado por Cochisse Freyssinier • 13 de Agosto de 2015 • Reseña • 845 Palabras (4 Páginas) • 180 Visitas
El Príncipe, Nicolás Maquiavelo
Por Cochisse Freyssinier | 24 de Febrero, 2015 |
La obra de El príncipe, escrito por el autor Nicolás Maquiavelo, en los años de 1513, no fue otra cosa más que el trabajo realizado por el citado autor, como obsequio para el duque de Urbino, Lorenzo II de Medici. Tras ser acusado de conspirar contra la familia Medici, Maquiavelo decide realizar dicha obra para el duque.
El libro se va dividiendo en distintos capítulos que, en suma, representan la forma ideal de cómo un gobernante debe de, válgase la redundancia, gobernar a su pueblo. La obra recibió tanto renombre que hoy en día sigue siendo una de los clásicos citados en las materias de estado.
Según Maquiavelo, el príncipe ha de seguir los preceptos de la utilidad, el valor, la virtud, la fuerza y la astucia. Aunque en la obra empieza describiendo los diferentes tipos de principados, su objetivo es hablar del “príncipe nuevo”, es decir, del hombre que llega a dirigir un Estado por factores como la propia virtud, la buena fortuna, el favor del pueblo o la colaboración militar de otros príncipes. Para cada uno de estos casos, Maquiavelo expone causas y motivaciones, analiza posibles peligros y desequilibrios del poder o de las relaciones de éste con los súbditos y con los nobles o magnates del Estado. Teniendo en cuenta las vivencias personales de Maquiavelo y su entorno político-social, no es de extrañar su pesimismo extremo.
Maquiavelo da mucha importancia al arte de la guerra como medio para lograr mantener un Estado íntegro y próspero, al igual que insiste en la importancia que el pueblo respete y tema a su señor. Él cree que un príncipe ha de dar una buena imagen de sus atributos, aunque en realidad no los tenga. Maquiavelo alaba la virtud de los gobernantes que son crueles con unos pocos y así mantienen el Estado, mientras que critica a los pueblos y príncipes crédulos que son buenos y dejan que sus enemigos destruyan una parte de su patria, seguros de que así la sed de conquista de sus enemigos se saciará. El bien del Estado no se subordina al bien del individuo, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.
El príncipe, de Maquiavelo, ha sido a lo largo de la historia un libro que generó discusiones profundas y grandes contradicciones en la sociedad, tanto en aquellas épocas, como en las actuales; no es extraño que se le atribuya la frase “El fin justifica los medios”, aunque ésta no le pertenezca expresamente. Sin embargo, Maquiavelo siempre mantuvo una posición ante las situaciones como un “Medio” y no como un “Fin”, por lo que, esta postura, le trajo ciertos inconvenientes en la vida social a su obra póstuma. Maquiavelo fue para la teoría política, a efectos de entender su obra, lo que El Marqués de Sade fue para la literatura de esa época; ciertos actos que para la sociedad contemporánea de Maquiavelo eran considerados amorales (como el uso de las mentiras y la hipocresía para mantener el poder), fueron condenados y siguen siendo contemplados con cierta reticencia.
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