El Quijote
Enviado por vivipadi • 23 de Abril de 2013 • 417 Palabras (2 Páginas) • 462 Visitas
TIEMPO CRONOLÓGICO:
El tiempo cronológico de esta obra puede identificarse entre finales del siglo XVI y principios del XVII.
ARGUMENTO.
La acción principal está constituida por tres viajes que realiza Don Quijote. Las dos primeras se relatan en la primera parte, y la última, en la segunda.
El caballero Don Alonso Quijano, llamado por sus convecinos el Bueno, enloquece leyendo libros de caballerías. Concibe la idea de lanzarse al mundo con el nombre de don Quijote de la Mancha, guiado por las nobles ideales de Amadís. Con armas absurdas y un viejo caballo, Rocinante, sale por la Mancha, y se hace armar caballero.
LENGUAJE.
La prosa española alcanzó su cumbre con esta obra. El Quijote no posee un estilo uniforme, sino que es admirablemente polifónico. En él se convinan todos los niveles de la lengua que creó la prosa del Renacimiento, a veces con forma paródica o imitación burlesca. Es admirable la riqueza polifónica con la que se expresan sus múltiples personajes: cada uno habla según su condición y su estado de ánimo; así oímos las voces de la ciudad y de la aldea, de los cabreros y de los aristócratas, de mozas de partido o de clérigos, de la más noble retórica o del dicterio más vulgar y de la infinidad de tonos de Don Quijote, según sea su humor y la expresión sensata y cazurra de Sancho, tan amigo de los refranes.
Estrutura DE LA OBRA.
El Quijote tuvo mucho éxito. Pero en el siglo XVII se leyó simplemente como un libro humorístico que se burlaba de los libros de caballerías. En el siglo XVIII se le consideró como una obra clásica y como modelo de lenguaje. Los españoles empezaron a sentirse muy orgullosos de la novela que muchos extranjeros intentaron imitar que la crítica de éstos sitúa el Quijote entre las grandes creaciones del ingenio humano. En el siglo XIX, con el Romanticismo, la fama del libro aumentó y el caballero Don Quijote es convertido en símbolo del hombre que lucha por su verdad contra el mundo.
El hidalgo encarna el impulso ideal que, en el corazón del hombre, convive con el tosco sentido común representado en la novela por Sancho Panza. A don Quijote lo mueven la fe en la justicia, el ansia de libertad, el valor y el amor. Sancho, rústico y glotón, no entiende tales ideales; pero, poco a poco, la fidelidad a su señor le hace participar de aquella bondad de espíritu y anhelo de bien. Así, se ha podido hablar de la progresiva quijotización de Sancho.
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