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El Valor De Elegir


Enviado por   •  29 de Junio de 2015  •  7.447 Palabras (30 Páginas)  •  134 Visitas

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CAPÍTULO I. EL PRINCIPIO DEL HOMBRE

En este primer capítulo, el autor trata la cuestión del origen del hombre. Parte de dos teorías opuestas: la primera hace que el hombre provenga de Dios, la otra del animal. Sin embargo, rechaza ambas, la primera por ser no científica y la segunda por ser equívoca. Ambas consideran que el hombre no puede ser comprendido a partir de sí mismo, parten de lo no humano para llegar a lo humano.Partiendo del hombre en sí mismo, al igual que Gehlen, considera al hombre como definido por la acción. Esta acción no viene considerada como “actividad” porque esto precisamente define a todos los seres vivos, sino a la actividad que transciende lo instintivo, el hombre prevé acciones dentro de un futuro incierto, no sólo como respuesta a una necesidad biológica, de manera que la realidad acaba siendo un producto de la propia acción.El humano, a pesar de estar definido como ser por sus características genéticas por las que responde a cierto tipo de actividades programadas, es capaz de llevar a cabo acciones simbólicas. Esto quiere decir que de nuestra biología heredamos la capacidad innata de realizar comportamientos no innatos.Asimismo señala que el bajo grado de especialización de nuestro organismo nos diferencia del resto de los seres vivos, cuyas características innatas les ayudan a sobrevivir dentro del ecosistema al que pertenecen, sin embargo, son vulnerables a los cambios repentinos, sufren serias dificultades de adaptación.La inespecialización del humano ha sido la base sobre la que se funda el progreso humano (y su dominio de los demás seres vivos), pero también ha llevado al hombre a una vida donde se ve en la obligación de tomar decisiones constantemente debido a que su naturaleza se enfrenta al cambiante entorno para el que no cuenta con respuestas genéticas dadas de antemano.Así, en el hombre se mantiene una indeterminación pueril, característica que se ha venido en llamar, neotenia. Pero si hay algo que el ser humano ha desarrollado de forma espectacular es el cerebro. Este perfeccionamiento no viene expresado en volumen aunque sí se haya aumentado la capacidad craneal (ciertas especies tienen un volumen mayor) sino que se refiere a organización y estructura. Precisamente, el cerebro es el órgano de la acción que conoce, delibera, valora y decide. El humano, a diferencia del resto, es capaz de cometer errores y aprender de ellos. En definitiva, en su condición de ser no hiperespecializado y pueril, se encuentra en un entorno de aprendizaje permanente.La capacidad de aprender y elegir es la esencia de la condición humana, el elemento que nos diferencia del resto de los seres vivos y el núcleo de la libertad.Una referencia interesante de este capítulo es la de Giovanni Pico Della Mirandola, que en su famosa obra Oratio pro hominis dignitate defiende que Dios ha situado a cada uno de los seres en su lugar apropiado a lo largo de una escala que va desde la sublime agilidad de un ángel hasta la amorfa pulsación de una ostra. En esta jerarquía cada cual adquiere su perfección siendo lo que es. Pero al hombre lo ha creado sin lugar propio, siendo capaz de ascender a lo más alto y de descender hasta lo más bajo, es decir, es capaz de actuar. Con ello Pico defendía la primera de las teorías y explicaba de esa forma la condición del ser humano. De alguna forma basa la dignidad del ser humano en su capacidad de actuar.A modo de anécdota, señala la experiencia de un amigo de Antoine de Saint-Exupéry que sobrevivió a un accidente de avión en los Andes logrando reaparecer siete días más tarde. Saint-Exupéry recuerda que la primera oración de aquel amigo suyo era “Lo que yo he hecho, te juro que jamás lo habría hecho ningún animal”, mostrando así, un admirable orgullo de hombre.

CAPÍTULO II. INCERTIDUMBRE Y FATALIDAD

Este capítulo analiza la voluntariedad de nuestras acciones y su restricción llegando asimismo al concepto del azar como principal limitante de nuestra acción (suma de 2 componentes, que precisamente definen el capítulo, “la incertidumbre y la fatalidad”).Para explicarlo parte de nuevo de la idea de la “acción humana”. Hace en principio una reflexión diferenciando el comportamiento animal del humano, explicando que el animal vive su vida según unos parámetros que los hace actuar con estilo de vida acorde con la especie. El ser humano, en cambio, debe proponerse un estilo de vida propio, necesita un estilo de vida práctico de lo que es y hace para poder ser y hacer.El símbolo práctico es compartido con los demás, escogemos modelos que tengan en cuenta a los demás individuos porque vivimos integrados en sociedad. Es precisamente por este motivo por el que el lenguaje cobre importancia como factor que lo hace posible.El ser humano está continuamente trazando planes de futuro porque se desarrolla en un entorno cambiante, incierto; eso nos realiza como ser humano, la rutina instintivamente apaciguadora nunca bastará para seguir viviendo humanamente. Ser humano consiste en descubrir la fórmula de la vida humana una y otra vez. La persona dirige su vida más simbólicamente que instintivamente, a pesar de que creamos nuestra vida de la nada. Esto quiere decir que muchas de las cosas que las personas proponen no llegan a realizarse porque están sometidas a algo que se escapa de nuestro control, la incertidumbre de lo indisponible.Así, en la acción humana interviene el conocimiento de lo que no hemos dispuesto, las posibilidades de las que creemos disponer y la disposición que tomamos. Aplicado a la libertad por Ludovico Geymonat sería el estado de cosas de las que parte el individuo, el conjunto de iniciativas compatibles con tal estado de cosas y el acto de voluntad con el que decide elegir una.En lo que concierne al estado inicial de las cosas, lo cierto es que cuanto mejor las comprendamos más las aprovecharemos, pero para esa comprensión no cabe la ignorancia a placer de una de ellas. En cuanto a las circunstancias que condicionan la posibilidad de nuestras iniciativas, son éstas las que limitan el conjunto de las posibilidades a las que optamos para poder actuar. Por último, el acto de voluntad supone la decisión que toma el individuo tras analizar las posibilidades de acción y sus circunstancias.En este último paso reside el motor de la acción humana, según el autor. Porque para realizar todos los pasos anteriores son indudablemente necesarios el conocimiento (saber la naturaleza de nuestras alternativas y sus circunstancias) y la imaginación (sin ella no propondríamos alternativas).Por lo tanto, actuar es en esencia elegir, y elegir consiste en conjugar adecuadamente conocimiento, imaginación y decisión en el campo de lo posible. En el acoplamiento de todos estos elementos reside la voluntariedad de la acción.Para Aristóteles, ésta viene limitada por la ignorancia y la fuerza. Sin embargo, el autor

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