El género epico y la Odisea
Enviado por elmora50doc • 16 de Abril de 2016 • Ensayo • 9.199 Palabras (37 Páginas) • 485 Visitas
El género épico griego y la Odisea
(Trabajo preparado por el Lic. Elvis Ricardo Mora Chaverri)
I.- Introducción
Situación geográfica de Gracia
Ante el borde meridional del continente Europeo, una pequeña península se dilata en el Mediterráneo, hacía el Mediodía. Un pedazo de tierra montañosa que entre sus costas y las asiáticas, ofrece un considerable número de islas e islotes esparcidos; una tierra, sin importar aparente, una tierra de pocos kilómetros cuadrados y muy escasamente poblada, donde el navegante no siente la tentación de desembarcar.
Sin embargo, no se podría borrar del mapa sin que desapareciese con ellas las cimas más altas de la literatura, del norte y de la filosofía: la gran cultura griega o helénica.
No se conocen con certeza los aborígenes que poblaron la península antes de que, en tiempos ya remotos, llegaran los griegos e ignoramos también cuál fuera su destino.
Los helenos eran de razas diversas: aqueo, jónico, eolio, dorios; pero de un solo espíritu de ingenio sutil y flexible, de gusto mesurado, que comprendían y suscitaban la belleza como nadie, antes de ellos la había comprendido y suscitado, como después nadie la sintió.
Y aquella pequeña tierra se llenó de hombres y de héroes; sus dioses habitaron las cimas de los montes, poblaron sus bosques y la superficie de sus mares, brotaron de sus ríos y custodiaron sus fuentes, danzaron sobre sus prados, subieron a sus acrópolis y descansaron en sus templos marmóreos.
Tipo de gobierno en estas islas:
Al llegar el año 1000 A.J.C., comenzaron a encontrar datos que nos explican la vida y hechos de los pueblos helénicos. Así sabemos que los primeros en ocupar la Península fueron los helenos; a los que Homero llama aqueos. Una vez terminada su emigración, se establecieron en Grecia, se civilizaron rápidamente, en contacto con los egeocretenses, más cutos que ellos. Pero más tarde, una vez terminada victoriosamente la guerra contra Troya y desarrollada extraordinariamente su civilización, la hegemonía de los aqueos acabó con la invasión de otro pueblo helénico; los dorios, más fuertes y belicosos que los aqueos.
Cuando se tranquiliza el panorama, quizá por el quebrado relieve de Grecia, los estados suelen reducirse a una sola ciudad: ciudad estado.
A medida que la población crece en un marco tan reducido, se presenta la necesidad de emigrar. Pero no de emigrar a otra nación, sino de fundar colonias fieles a la ciudad natal. Sabemos que hubo colonias en las costas del Asia Menor, del Mar negro, de Italia y del Mediterráneo. Pero en la antigüedad las ciudades estados estaban sobre los mares Egeo, jónico y la península del Peleponeso. Las más notables fueron: Atenas, Esparza (Loconia o Lacedomonia) Corinto, Creta, Micenas, Itaca.
Así, cada ciudad, cada región, tenía su jefe o rey.
Para comprender mejor la Ilíada y la Odisea, nos bastará con saber, que en la época homérica, Agamenón era el rey de Salamina; Diómedes era el jefe de los habitantes de Argos, Tirinto, Hermíone y otros pueblos pequeños; Aquiles, es el más joven de los guerreros, era el jefe de cuantos ocupaban el Argos pelásgico, de Alo, Alope, Hélade, Traquina, y se llamaban en general, mirmidones: Idomeneo, mandaba a los cretenenses: Ayax de Diles (menor que Ayax de Telemonio), mandaba a los locrenses; Menelao, gobernaba en Esparza; Ulises, era el rey en la isla de Itaca; y así, cada pueblo mandó a sus hombres y sus naves a luchar bajo las órdenes del rey de reyes, Agamenón , en la famosa guerra que nos relata la Ilíada.
Pero no basta conocer algo sobre la organización política de los aqueos para entender mejor la Ilíada: es necesario además, saber un poco de sus creencias, sus costumbres, su moral y sobre todo, de su religión.
Religión griega
Está recogida en la Mitología. Mitología, es la historia que trata de la vida y hazañas de los dioses, semidioses y héroes de la Antigüedad Clásica y pagana. No todo lo que se cuenta es mentira o ficción, ya que algunos hechos descansan sobre fundamentos históricos y otros, incluso, fueron obtenidos del Antiguo Testamento.
La Mitología tuvo su origen en Egipto, Fenicia y Caldea. Hacía el año 2000 A.J.C., aproximadamente, Nino rey de Babilonia hizo erigir en medio de la plaza pública la estatua de su padre y obligó a sus súbditos a que le ofrecieran inciensos y plegarias.
Los pueblos vecinos siguieron el ejemplo e hicieron lo mismo con sus soberanos, legisladores, guerreros y grandes hombres. Pero fueron los griegos los que embellecieron con ingeniosa concepciones la Mitología. Sus dioses son ídolos maravillosamente concebidos; con espléndidos cuerpos y cualidades excelsas; humanas en sus pasiones y en sus deseos, a la par que elevadamente simbólicos en cada una de sus características. Las fuerzas de la Naturaleza recibieron así nombre y una veneración. Detrás de cada fenómeno, de casa astro, había una voluntad superior, un dios. Estos dioses fueron humanos en su forma y sus pasiones, pero tenían el don de la inmortalidad, de la eterna juventud, vivían en hermosos palacios, se alimentaban con ambrosía, bebían néctar, representaban una idea.
Dividieron a sus dioses en tres clases:
1.- Grandes dioses o dioses superiores.
2.- Dioses inferiores o de segundo orden.
3.- Semidioses.
La corte celestial, que habitaba en bellísimos palacios en el Olimpo, sobre el monte Ida, estaba formada por doce dioses que podían deliberar entre sí. Estos eran; Zeus, Poseídón, Febo, Apolo, Hermes, Ares, Hefesto, Hera, Palas, Athenea, Afrodita, Artemia, Rea. Los astros se llamaban “Selectos o escogidos” y compartían con las otras divinidades el privilegio de ser esculpidos en oro, plata y marfil.
Los dioses inferiores o de segundo orden, se dividía en dioses campestres, del mar, domésticos y alegóricos.
Los héroes o semidioses eran hombres nacidos en un dios y una mujer mortal o viceversa.
En la lectura de las obras homéricas nos encontramos a veces los nombres de los dioses con la nominación griega y otras, con la romana o latina. Por esto, es necesario que sepamos la correspondencia romana de estos nombres para evitar confusiones; así mismo, la fuerza natural y la idea que cada uno de ellos representa.
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