El músico que fue a tocar al infierno
Enviado por selmy3 • 4 de Mayo de 2014 • Informe • 893 Palabras (4 Páginas) • 387 Visitas
El músico que fue a tocar al infierno
Juan Rulfo:
Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) Escritor mexicano Juan Rulfo creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, en 1934 se trasladó a Ciudad de México, donde trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de la Gobernación. En (1953), Juan Rulfo ofreció a la historia literaria el cuento El hombre que fue a tocar el infierno.
AMBIENTE físico:
Un pueblito pintoresco donde dependen del medio natural para sacar sus alimentos y si llueve abunda alimento y si hay sequia no tiene que comer. En la parte donde aparece el jinete es un ambiente tenebroso, tétrico, de noche, en medio de un camino de tierra lúgubre y silencioso, en la fiesta me imagino una atmosfera divertida, alegre y muy iluminado.
Ambiente sinológico:
Amoroso, imprudencia, nobleza, miedo o suspenso.
--Hace mucho tiempo, había un hombre nacido en Laguna Grande, Zacatecas. Este hombre era humilde, casado con una mujer de allí mismo, de Laguna Grande.
A poco de casados tuvieron una niña, y el pobre señor se vio en aprietos para mantener a la familia, pues se dedicaba a tocar el arpa. A veces, cuando no había fiestas, se iba a trabajar en las labores o con el ganado.
Un día vino una sequía como nunca: casi no llovió ese año, a las presas se les empezó a terminar el agua, los pastos se secaron y el ganado se moría de hambre. La gente tampoco hallaba qué comer y se empezó a saber que a fulanito lo habían matado para robarle, que a zutanito le faltaban no sé cuántas vacas, que a menganito lo asaltaron en su mera casa.
El pobre arpero se encontraba en una situación desesperada. Él no quería matar ni robar; no, él no quería llegar a esos extremos, pero un día le dijo a su esposa:
—Mira, vieja, si en este momento el mismo diablo me contratara para ir a tocar a los infiernos, allá iría yo con tal de conseguir dinero para comprar comida.
Ya estaba obscureciendo y las casas estaban a obscuras, cuando el señor vio que a lo lejos venía un jinete vestido de negro, montado en un caballote negro también. El jinete se acercaba, se acercaba, y cuando estuvieron a un paso uno del otro el jinete preguntó:
— ¿No sabe usted quién del pueblo sabe tocar el arpa? Porque esta noche voy a tener una fiesta y ando buscando quien vaya a tocar.
El señor, muy animado, le contestó:
—Yo sé tocar el arpa, y si usted gusta puedo ir a tocar a su fiesta.
—Bueno, pues a las doce de la noche voy a pasar por ti; te preparas y me esperas en la puerta de tu casa.
A las doce en punto de la noche el jinete llega y el hombre salía a la puerta y se monta a su caballo y en unos cuantos segundos ya estaban frente a una enorme puerta de acero muy bien hecha.
El jinete y el arpero se dirigieron a un salón lleno de gente muy elegante. Al parecer, sólo esperaban que llegara el jinete
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