El sueño de Miguel

El sueño de Miguel

Era una vez un joven de 17 años llamado Miguel González, que vivía con sus padres y su hermana Carmelita en Cuicatlàn, un pueblito del estado de Puebla. En ese pueblo la gente se dedicaba hacer ladrillos, era la forma en que los habitantes de ahí se ganaban la vida, y Miguel no quería eso para él. El aspiraba otra forma de vida, así que se iba a la orilla del rio a tocar su flauta de barro, donde soñaba que algún día llegaría a ser un músico famoso.

Un día se decidió y le dijo a sus papas que se quería ir con sus tíos a Nuevo México, en busca de nuevas oportunidades, para poderles ayudar a comprar esa casita que tanto deseaban. El papá le dijo que no tenía dinero para el pasaje, ni para el coyote, Miguel le dijo que iba a hablar con sus tíos.

Pasaron días y el papá le dio la gran sorpresa a Miguel de que ya había conseguido el dinero para el viaje. El joven emocionado no perdió tiempo y guardó algunas cosas en una pequeña mochila, entre ellas un pequeño libro con la biografía de Mozart, se despidió de sus papas y su hermana; emocionado se dirigió a la central camionera, compró su boleto con destino a Nogales, Son. Cuando se subió al autobús le pareció grande y cómodo.

Al llegar a Nogales, un taxi se le acercó y le dijo: -yo te ayudo a cruzar la frontera, soy el mejor coyote, Miguel le contesto: -no, estoy esperando a un tal Martin. Unos metros más adelante otro taxista le dijo lo mismo, el no hizo caso y se fue al hotel Buenaventura como le habían dicho. Cuando entró a su habitación se tiró en la cama y de pronto sonó el teléfono, Miguel contestó y era un tipo con voz extraña, le dijo: -yo te ayudo a pasar la frontera, Miguel asustado colgó la bocina. Pasaron las horas y Miguel seguía recostado, el tal Martin no se reportaba, se levantó y empezó a caminar muy desesperado en el cuarto, cuando sonó el teléfono; rápidamente Miguel contestó, era Martin, que le dijo: -salimos a las 12 de la noche, quédate en tu habitación, yo paso a recogerte.

Cuando llego Martin, le dijo: -llevo a un grupo de 25 personas, te voy a llevar con el resto del grupo que van a cruzar la frontera. Martin les dijo a todo el grupo que compraran algunos productos que iban a necesitar para el viaje y sobre todo que llevaran bastante agua porque iban a caminar por cuatro días y tres noches. En el camino a Miguel le pasaron varias cosas, una noche cuando ya se iban a dormir sintió que traía algo en la espalda y se sacudió la camisa pero seguía con la misma sensación, le pidió a un compañero que le revisara la espalda, entonces Martin se acercó con una linterna y le quitaron una tarántula que tenía en la espalda, Miguel no pudo dormir bien esa noche porque estaba asustado, al tercer día de camino ya no aguantaba los pies y cada rato se paraba a descansar, y Martin les decía que si seguían deteniéndose nunca iban a llegar, Miguel les dijo: -ya no puedo más, me duelen mucho mis pies; una señorita le dijo que se quitara los zapatos para que descansara un poco, cuando se los quitó, vieron que los traía todos ampollados, la señora sacó una pomada, se la pusieron y le vendaron los pies, unos señores le ayudaron a caminar, y Martin les dijo: -ya falta poco para llegar a Nuevo México, al día siguiente, Miguel pensó que no llegaría a cruzar la frontera, pero los demás compañeros le decían que ya estaban a pocos metros de llegar a su destino, poco después les dijo Martin que no tardaría en llegar una camioneta de unos amigos que los llevaría a sus destinos, después de unas horas vieron la camioneta, se subieron todos y los llevaron a comer una torta y una soda y así empezaron a repartirlos a su destino.

Cuando llevaron a Miguel a casa de sus tíos, lo recibió su tía Mary, le dio mucho gusto tenerlo en casa, le pregunto por sus papas y su hermana, pero, la tía Mary vio que estaba muy cansado y le mostró su habitación para que descansara en lo que llegaban sus otros tíos. Miguel se sorprendió tanto cuando entro a su cuarto, era muy grande, tenía tele a colores y su propio baño. Miguel preguntó a su tía si podía bañarse, ella le dijo que si, que se sintiera como en su casa y le dijo que cuando llegaran sus tíos le hablaría para que viniera a comer.

Después de un rato llegaron los tíos y le gritaron: -ven Miguel queremos verte para que nos platiques como está la gente del pueblo, Miguel llegó y los saludó; no dejaban de hacerle preguntas, hasta que la tía Mary les dijo: -ya déjenlo en paz, el pobre viene cansado y trae mucha hambre, otro día siguen platicando. Al día siguiente sus tíos le mostraron la empresa de la familia donde trabajaría y le dijeron que empezaría de inmediato. Miguel aprovechó que lo llevaron a pasear sus tíos para comprar algunos discos de música instrumental, que era la que le gustaba y en especial la de Mozart, también el tocaba algo de música con su flauta de barro que le había hecho su mama.

Al día siguiente fue su primer día de trabajo, aunque no duró mucho en la empresa de los tíos, porque él quería irse a Hollywood, ese era su sueño de llegar a tocar bien la flauta y ser un músico famoso. Sus tíos lo apoyaron y le dijeron que podía contar con ellos para todo.

Así que Miguel viajó a Hollywood, cuando llegó se alojó en un pequeño apartamento, al día siguiente salió a la calle y en una esquina se puso a tocar su flauta y en el piso puso su cachucha

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