El viejo y placentero gusto de leer y tocar un libro

El viejo y placentero gusto de leer y tocar un libro

Mis más lejanos y entrañables recuerdos están relacionados con un libro. La lectura ha sido para mí como ese viejo amigo que aunque pasen tiempo sin verse cuando se ven de nuevo, el encuentro resulta muy agradable. Por eso es inquietante conocer las estadísticas que nos hablan de una disminución cada día más significativa del hábito de leer libros en físico, las nuevas tecnologías han permitido que millones tengan acceso a la información, acceso que hasta hace poco estaba restringido a los libros de texto. Expertos alaban las bondades de la internet porque gracias a ella han aumentado la cantidad de lectura sobre todo en los jóvenes, el deseo de estar permanentemente comunicado ha impulsado la lectura, pero, ¿lo que leen los jóvenes es de calidad o simplemente todo se resume en la lectura de comentarios sin argumento y la utilización indiscriminada de la vulgaridad y el insulto?

Lamentablemente esto último es lo que predomina, no obstante es de resaltar el esfuerzo de grupos e instituciones por crear páginas donde brindan la posibilidad de leer las grandes obras de la literatura universal e incluso páginas donde escritores aficionados cuelguen sus escritos y puedan ser leídos por muchos.

Pero lo que me trae a escribir estas páginas es la defensa de leer los libros en físico, ese placer insuperable de tomar un libro en las manos, tocarlo, oler sus hojas, abrirlo y sumergirse en nuevos mundos, en espacios inventados o reales, en universos de fantasía que hacen olvidar la ácida realidad y nos llevan a descubrir el alter ego que todos llevamos dentro y que el exterior no soporta, por lo tanto se deja guardado, solo nos asomamos a él cuando abrimos un libro, como una ventana indiscreta que nos muestra reveladoras imágenes.

Muchos están anunciando la muerte del libro, que dentro de poco se dejará de imprimir, no estoy de acuerdo, reconozco que los cambios tecnológicos exigen nuevas formas de adaptación y es válido que así sea pero de igual manera creo que aunque se disminuya la compra de libros nada reemplazará la satisfacción de comprar y sentarse a leer un buen libro.

Hablando de la funcionalidad, naturalmente leer los libros por internet, resulta más barato y los ambientalistas creen que miles de árboles se salvan al no tener que fabricar más papel. Pero hay que recordarles que los computadores, BlackBerry y otros dispositivos electrónicos contienen material altamente tóxico que causan daños irreversibles en el planeta, además un libro puede pasar de generación a generación llegando a ser usado por muchos durante décadas; lo que difícilmente sucedería con un portátil o celular que al cabo de un año ya resulta obsoleto para muchos generando una basura tóxica difícil de eliminar.

Imagínense una tarde de verano recostados en una hamaca leyendo los fantásticos cuentos de Cortázar, de

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