En el siglo XVIII, París era la ciudad que tenía los peores olores de Francia

Primera Parte:

1. En el siglo XVIII, París era la ciudad que tenía los peores olores de Francia. Es así, como el 17 de julio de 1738, en un mercado de víveres (antiguo cementerio), una mujer que vendía pescados tiene a su quinto hijo (después de haber dejado morir a los otros 4). Sin embargo, el dolor la hace desmallarse y quedar a la vista de todos, con lo que es descubierta de su intento de dejar morir a la criatura y es decapitada. El niño Grenouille, después de haber tenido fallidos intentos por buscarle un hogar y de haber sido devuelto por sus nodrizas (ya que las dejaba sin leche), es dejado en el convento de Saint Merri de la Rue y es bautizado como Jean Baptiste. Una nodriza llamada Jean Bussie lo cuida.

2. Jean Bussie decide devolver el niño al padre Terrier, y este, penando que se trataba de dinero, le ofrece subirle sueldo, sin embargo, la nodriza se obstina en decir que no argumentando que el bebé no es como los demás ya que no huele a nada. Finalmente deja al bebé Grenouille con el padre Terrier y se va.

3. El padre Terrier confirmó que efectivamente el bebé no olía a nada. Sin embargo, no le dio importancia y disfrutó un rato estando con el bebé, hasta que este despertó y empezó a olfatearlo de manera tan profunda que el padre Terrier se asustó de sobremanera y, luego de que Grenouille comenzara a llorar y gritar, decidió deshacerse del niño, entregándoselo a una tal madame Gaillard, en el convento de la Madeleine de Trenelle, al otro lado de la ciudad.

4. Madame Gaillard era una mujer que no sentía absolutamente nada, por lo que fue la persona perfecta para criar al bebé Grenouille, ya que no percibía su falta de olor ni de emociones (se lo compara con una garrapata). Sin embargo, los otros niños que estaban a cargo de madame Gaillard si lo percibieron y más de una vez intentaron matarlo, pero al no conseguirlo, se resignaron a dejarle vivir. Les daba miedo.

5. No obstante, el pequeño Grenouille no presentaba nada que inspirara miedo. Era un niño introvertido que aprendía mediante su olfato (el cual era muy desarrollado). Palabras como peral, madera o humo le eran mucho más fáciles de comprender que conceptos abstractos como alegría, amor u odio. Mientras crecía, conocía el mundo a través de los olores y a los 6 años podía percibir objetos, personas o sucesos lejanos solamente con su olfato. Madame Gaillard, pensando que el niño era una especie de vidente, decide dárselo a un curtidor llamado Grimal que necesitaba mano de obra joven para trabajos peligrosos.

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