Ensayo Cosas sabidas y por saberse Cecilio Acosta

COSAS SABIDAS Y COSAS POR SABERSE CECILIO COSTA

          Cecilio Acosta corresponde al nombre de un personaje que en vida fue un importante periodista, abogado y escritor, nacido en Los Teques Estado Miranda el 01 de febrero de 1818, criado en el asentamiento de una familia humilde, lo cual tuvo como consecuencia la forjación de un carácter radical, austero y humano, hecho que influyo totalmente en el desarrollo de su vida personal y profesional a lo largo de la historia. Razón por la cual, se reconoció como un ilustre venezolano que expresaba amor a su patria siendo un total exponente del humanismo durante la segunda mitad del siglo XIX en Venezuela, hecho ejecutado con la grandeza de una dedicación auténtica combinada con la sabiduría de un semblante exquisito.

        Cabe destacar, que uno de los puntos principales de reconocimiento de dicho ilustre venezolano se ve reflejado por el hecho de ser el autor de “Cosas sabidas y cosas por saberse”, ensayo que fue publicado en 1856, el cual fue desarrollado bajo el camuflaje de una carta enviada a un amigo de este, que se encontraba en el interior del país, donde dedico un amplio impacto y profundidad al momento de expresar la situación de ese entonces con respecto a la educación superior venezolana, aplicando un punto comparativo entre sus ideas y doctrinas con la realidad decepcionante de ese entonces. Asimismo, menciono temas de amplia importancia que según su percepción abarcaban un punto clave en el desarrollo de un país haciendo mención directa de la industria, la electricidad, la imprenta, la propiedad, entre otros. También, incluyendo la evaluación histórica y jurídica que requería ser modificada para evitar el seguimiento de fracasados patrones para la construcción de la Venezuela deseada.  

        Inicialmente, dentro de su memorable carta Cecilio Acosta da inicio con un saludo optimista a “su viejo amigo” expresándole felicidad por su comunicación y reconociendo su tranquilidad dentro de los campos ante su inconformidad de la sociedad en construcción de aquel entonces “Dame tú las soledades de tu Tebaida, que yo te daré el tumulto de mi Alejandría; y poniendo ya por obra el trato”.

Por consiguiente, expresa su desacuerdo con la guerra, la cual era practicada con mucha incidencia como método de lucha, desacuerdo e independencia, una independencia que bajo su criterio era mediática, bajo la imagen de un ser de “ejemplo” que termina por enaltecerse sin dar solución real a la problemática social. De igual forma, denoto la paz como el único método de solución debido a que “La paz, la ves. Este es uno de aquellos beneficios que no forman algazara, que de ordinario no se aprecian, sino que más bien se malbaratan, y la única condición y el único caminopara el adelanto de los pueblos”, evidenciando para él la unión con un fin común; el desarrollo social. Puesto que, “la luz es la única arma que penetra y no lastima, que conmueve y no trastorna”  

        En otro orden de ideas, el autor también se encarga de expresar su descontento en cuanto a la educación superior aún cuando se encuentra dentro de la matrícula de profesores, donde se ve como una pieza más que conforma la Universidad, una Universidad que promueve métodos de estudios vacíos y carentes de sentido común o sentido humano. Y, explica que el proceso de enseñanza debe ser un proceso de avance y no de retroceso, puesto que parte fundamental de la conformación de un individuo social senti-pensante. Puesto que la verdadera enseñanza va más allá de la imposición, por ello, manifiesta la necesidad de expandir las verdaderas habilidades de los estudiantes, para asi evitar la fábrica de personas con título y fomentar la verdadera construcción de profesionales con vocación. Es importante resaltar que, la mayoría de las cosas mencionadas con anterioridad corresponden a un pensamiento reservado debido a doctrinas y pensamientos personales, donde expresa que la verdadera conformación de una sociedad desarrollada va como punto clave a la creación de personas integras.

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