Ensayo El Naranjo. Sueños y deseos
Enviado por Manu Carrillo Rojas • 4 de Enero de 2016 • Ensayo • 867 Palabras (4 Páginas) • 362 Visitas
Carrillo Rojas Melisa Grupo: 613
Sueños y deseos
“Los pedazos de oro, escribí en consecuencia, se recogen como granos de trigo. Aquí se hallan, a salvo de las aguas del diluvio, erguidos y resplandecientes, como si fueran las tetas de la creación, los montes de oro de Salomón” Carlos Fuentes (El Naranjo).
Al realizar una mirada a fondo en la conquista de la Nueva España, tal vez encontraríamos que en esta compaña como en muchas otras que han formado parte de nuestra historia universal, tienen su fuente en uno de los móviles más antiguos del hombre: la ambición.
Poniendo las cartas sobre la mesa, tal vez sea hora de resolver algunas preguntas ¿El conquistador era realmente el personaje que nos describen los libros de historia? ¿Qué buscaban y que obtuvieron de los viajes que hicieron? ¿Cuál era la finalidad de la conquista?
Para resolver estas preguntas, presentemos primero el perfil del conquistador. Hijos de una nación fatalista en donde la posibilidad de modificar la situación social con la que habían nacido era casi imposible, los hidalgos clérigos y ex convictos, buscan su oportunidad en la nueva categoría social, la de conquistador. Gabriel Sánchez Sorondo habla sobre ello en su libro Historia oculta de la conquista de América, y dice así:
“La clase alta o dirigente, salvo excepciones, no se embarcó hacia América. La mayoría de los oficiales eran “hidalgos”. Categoría que merece ser etimológicamente repasada. Como bien subrayan hoy los análisis del término, la palabra viene de “hijosdalgo=”hijos de algo” y remite a personas “sin apellido de cristiano viejo”, aspirantes a la oportunidad de, algún día, penetrar en la nobleza. “
Por supuesto que hubo excepciones, personas de clase alta también se embarcaron al nuevo mundo para conseguir trofeos familiares. A ambos grupos los unía un mismo deseo de fortuna y renombre.
Para hacernos una idea de la ambición de la que fueron víctimas estos hombres, hablemos de nuestro conquistador, el capitán Hernán Cortés, que a pesar de su relación con Velázquez y las órdenes que tenía de conseguir oro para llevarlo de regreso y compartirlo con su amigo; al adentrarse en el México prehispánico y descubrir que la riqueza de sus tierras era inmensa, sus paisajes hermosos y la tierra fértil, decide que es más conveniente ofrecer a la corona el nuevo territorio. Al proceder de esta forma obtendría títulos y una buena parte de la tierra que él ponía en bandeja de plata a sus soberanos, o al menos eso era lo que pensaba.
A su paso por los pueblos prehispánicos Cortés fue acumulando todo el oro y piedras preciosas que le fue posible, guardando lo mejor para él y dejando para la corona una parte que no podrían describir como pequeña al recibirla, pero que era tan sólo la punta de iceberg.
Su sed de oro era insaciable, se preocupó especialmente de buscar en cada pueblo, y de recibir los tributos “apropiados”, localizar cada mina y explotarla. Podemos observar su actitud en la Visión de los vencidos, donde se expresan así de los conquistadores:
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