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Ensayo que como parte del curso de Literatura Latinoamericana


Enviado por   •  17 de Agosto de 2016  •  Monografía  •  2.994 Palabras (12 Páginas)  •  281 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE HUMANIDADES: UNIDAD DE POST GRADO

Conflictos irresueltos:

revelaciones en Warma Kuyay

Ensayo  que como parte del curso de Literatura Latinoamericana, presenta:

MANUEL  ALBERTO ROJAS VARGAS

Cátedra: Paolo de Lima

Lima, agosto del 2012


Para Antonio Cornejo Polar, el concepto de heterogeneidad trasciende la diversidad: toda manifestación cultural (es decir, todo modo de expresión de la relación entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y lo trascendente y el entre el hombre consigo  mismo) es heterogénea debido a que nace de una tensión conflictiva entre diversas tradiciones. América Latina  es una región particularmente quebrada  y desestructurada. Este fenómeno no sólo se ha manifestado a partir del descubrimiento y la conquista por parte de los españoles[1] , sino que se ha tornado más agudo con la incorporación de los esclavos de raza negra y de los asiáticos. Dicha  desestructuración se manifiesta desde la concepción del mundo que tiene cada grupo humano, atraviesa diversos factores (posición económica y de poder, posición social, manifestaciones culturales, estilos de vida, entre  otros) y deriva no sólo en modos distintos de percibir y afrontar el fenómeno de la existencia, sino en algo que ha marcado de modo doloroso la vida de Latinoamérica desde el S. XVI: la opresión, la exclusión y la marginación.

Occidente viene estableciendo, desde hace cinco siglos,  las pautas de la existencia en el mundo. Ahora, el fenómeno de la globalización permite que los intereses de los grupos de poder se conviertan en urgencias para las masas. Así, éstas (me refiero sobre todo las herederas de culturas milenarias) han venido asimilando los presupuestos de vida (que, en suma, consiste en adquirir hábitos de consumo) que ha impuesto la raza blanca.

Mazzotti[2] señala que el resultado del choque de culturas ha dado como resultado “…un mundo hendido por abismales brechas socioculturales, entre las cuales el poblador latinoamericano realiza la hazaña de tender puentes transculturadores y construir, azarosamente, los distintos mestizajes.”. Esto quizá no sea tan cierto pues es, más bien,  la masa la que busca integrarse al sistema hegemónico con una actitud casi irreflexiva que se subordina a las exigencias occidentales. También están, sin embargo, quienes a través de su capacidad creadora tienden los puentes que Mazzotti menciona: no puede dejarse de observar el posicionamiento económico de muchos migrantes[3] y la influencia que están empezando a ejercer en el ámbito artístico y cultural, a través de la música, la pintura o el teatro (y aquí la Heterogeneidad de Cornejo Polar sí es una categoría que precede a la transculturación y al mestizaje). Pero es evidente que aún subsisten realidades divididas y desintegradas que la globalización no ha podido absorber, que existe una heterogeneidad no meramente cultural o literaria sino, sobre todo, social y política que debiera resolverse en una suerte de “unidad dentro de la diversidad” que implique un acto de reconciliación y respeto.

Justamente, Roberto Paoli, comentando el concepto de heterogeneidad, afirma que “El indio es cada vez menos indio, porque ya no quiere ser indio. (…) El indio en proceso de cambio, aunque incipiente, pretende (pretensión muda pero inteligible), pretende del escritor mestizo que deje de ser indigenista, que ya no hable de él como indio, sino como individuo de otra definición social: campesino en lucha o en ascenso, minero, obrero, desocupado, marginal de las barriadas, o lo que sea.”.[4] 

(Y, precisamente,  la narrativa de Arguedas, en sus últimas obras, es cada vez menos andina y, más bien, proyecta las contradicciones y conflictos de la sociedad urbana.).

¿Significa un proceso de “aculturamiento” aquello de que  el indio quiere dejar de ser indio? ¿O, acaso, en dicho proceso, inevitablemente, van a seguir subsistiendo conflictos con pretenciones reivindicatorias que disten mucho de un modo de asimilación pasiva de constumbres y de discursos?  Cornejo Polar entendió que la heterogeneidad es la condición esencial de América Latina y su intención fue la de hacer que dicha categoría deje de ser la base de desigualdades y explicaciones y más bien, como lo manifestó Arguedas en sus últimos días, que se viva fraternal y jubilosamente.

En Warmakuyay (1933), José María Arguedas muestra, a través de la figura del Kutu y de la relación que los hacendados de ese entonces tenían con sus empleados en la sierra andahuaylina, la idiosincrasia del indio. A través de un narrador protagonista, el autor nos sumerge delicadamente en la bella y sobrecogedora geografía serrana que enmarca la historia del amor imposible de un pubescente, la cual ocurre en un entorno social hostil marcado por la injusticia del abuso y que rezuma rabia y dolor.

“La heterogeneidad histórico – cultural como patrón constitutivo de la sociedad en América fue articulada desde sus inicios en el siglo XVI y sin solución de continuidad hasta hoy, por la colonialidad del poder. El universo cultural allí configurado no solo implica una ‘multiculturalidad”. Plenamente, lo que en realidad sigue siendo es una jerarquización de las diferencias culturales entre lo ‘europeo’ o  lo blanco’ y lo ‘indio’, lo ‘negro’ y lo ‘mestizo’ (…). Lo que está allí implicado es una heterogeneidad cultural colonialmente estructurada, es decir una relación de dominación cultural sin otro argumento que la diferencia.”.[5]

La cita, que le corresponde a Aníbal Quijano en el prologo que le hace al libro de Carolina Ortiz: La letra y los cuerpos subyugados: heterogeneidad, colonialidad y subarlternidad en cuatro novelas latinoamericana, considera que la “diferencia” es el sustrato argumentativo determinante para establecer una relación de dominación cultural, pero no considera que el motor de dicha jerarquización es el mismo que mueve el orden de las relaciones en el mundo: la economía. Así, recuérdese que los ibéricos llegaron al Perú traídos por las leyendas que les prometían regiones de vastas riquezas. De hecho, encontraron lo que buscaron, sometieron a sus habitantes y se perpetuaron en el poder para usufructuar la mercancía que hallaron. Ello se ha venido prolongando a lo largo de la historia y la dominación se ha diversificado a través de diversos medios de producción; el de las haciendas quizá sea el más representativo. En Warma kuyay, la colonialidad  se manifiesta como la forma básica de articulación en la sociedad peruana: los agrupamientos sociales son definidos y clasificados según la idea de posesión material y de raza y, dentro de ello, la construcción igualmente colonial de las diferencias de sexo.

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