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Esta chica de la que os hablo soy yo, Catalina, Cati para los amigos.


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2015  •  Apuntes  •  3.414 Palabras (14 Páginas)  •  187 Visitas

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Catalina

Una calurosa noche de verano, en una pequeña ciudad de España, unos transeúntes
hallaron a una joven tirada en la calle. Estaba muy enferma y pronto daría luz a un bebé. La llevaron al hospital. Al día siguiente nació su hija y, poco después, murió ella sin que nadie supiera quién era ni de dónde venía.  A la niña la llamaron Catalina. Al mes de nacer la mandaron a un centro de acogida y en aquel centro pasó Catalina los cinco primeros meses de su vida. Transcurrido este tiempo, Catalina fue adoptada por una familia.

Esta chica de la que os hablo soy yo, Catalina, Cati para los amigos.

Hoy me levanté un poco melancólica, nostálgica…. con ganas de escribir y expresar un poco lo que fue mi vida, que tantas alegrías y sinsabores me ha dejado. Y aquí estoy, sentada en una mesa junto a la ventana con pluma y papel preparada para empezar a narrar lo que fue mi vida.

         Voy hecha un auténtico desastre, con un jersey de lana, una bata, un chándal y una bufanda enrollada al cuello.         Mi vida no es fácil de contar. No sé por dónde empezar. Una vida la recuerdas a saltos, a golpes…No ha sido tan espectacular como me habría gustado, pero tampoco ha sido un desastre.  

         

Nací en el Cerro del Águila, Sevilla, en agosto de 1951. Me crié en el seno de una familia de clase media-baja, mi padre trabajaba en el campo y mi madre era ama de casa. Era la menor de tres hermanos, siendo yo la única hembra.

        

Mi pasión desde pequeña siempre fue el deporte. Jugaba en mi casa en un patio enorme que tenía. En vez de estar en la calle, mis amigos se venían todos a mi casa y jugábamos a lo típico de aquella época: a los chinos, al tejo, a la comba... Tampoco por aquella época había mucho más.

Quizás la pasión que elegí, el deporte, era un campo difícil para la mujer en aquella época, pero reconozco que no me arrepiento. La práctica deportiva, desde sus inicios, ha sido un campo vetado para la mujer y no ha sido hasta mediados del siglo XX cuando ha ido abriéndose paso, de forma lenta y  progresiva, dentro del mismo. Muchos grandes dirigentes e intelectuales del deporte se opusieron frontalmente a la incorporación de las féminas, sirva como ejemplo  paradigmático el barón Pierre de Coubertain.

Este contexto influyó notablemente en la visión que tenía la población con respecto a la mujer en el  mundo del deporte, de forma que se daban  por sentado muchos estereotipos generados en el contexto machista y arcaico que fue la dictadura franquista. Posiblemente, durante muchos años, no llegó siquiera a plantearse que pudieran ser de otra forma.

         Mi vida académica fue de lo más normal dentro del contexto de aquella época. Entonces el sistema educativo era distinto al de ahora.  Estuve en una escuela, una escuela llamaríamos unitaria, en la que había tanto chicos como chicas, donde la maestra era mi abuela. Luego entré en el Instituto Murillo, donde hice el bachiller elemental y el  bachiller superior. El instituto Murillo era, pensaréis que eso es prehistórico, el único instituto que había en Sevilla de chicas, y recuerdo que había dos líneas, es decir,  había dos grupos por curso nada más y las clases no llegaban a treinta. Estamos hablando de un instituto para toda Sevilla capital. Vuelvo a deciros que éramos muy pocos alumnos porque éramos todas chicas y  por aquel entonces, además de que estudiaba poquísima gente, que estudiaran mujeres no estaba bien visto y pocas lo hacían. Además, recuerdo que si siendo mujer estabas en un instituto parecía que era como una cosa muy ..., nos decían que éramos rojas, que éramos gente de izquierda por el hecho de estar en el instituto. Una vez terminado el instituto, preparé el ingreso y me fui a Madrid a estudiar la licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.

La practica deportiva en la escuela fue nula. En el instituto fue muy elemental, aunque tuve la suerte de tener una profesora, Carmen, que era la excepción que confirmaba la regla.  Ella sí que nos dio una serie de facilidades para hacer deporte que el resto no tenía.  Entonces se llevaban las típicas tablas de la gimnasia sueca: la gente en fila y todo el mundo haciendo los mismos movimientos, tipo coreografía, pero en plan estricto sin música ni nada. Simplemente eran movimientos totalmente analíticos. Y, como ya digo, al contrario de lo que se llevaba por entonces, ella nos mostró una educación física, cómo diría yo... más lúdica. Hasta que no fui a estudiar la licenciatura no tomé contacto con otro tipo de enseñanza deportiva.

Me inicié en el mundo del deporte con el baloncesto en el instituto; fue el único deporte que conocía. A partir de mi llegada a Madrid para la licenciatura, conocí todos los deportes y empecé a practicarlos. Es decir,  que realmente yo empecé a practicar deporte con dieciocho años. Me gustaban todos los deportes. El haber estado en Madrid fue para mí una ventana al mundo, puesto que allí conocí todos los deportes: de no conocer nada, comencé a practicar desde los deportes básicos hasta el hockey, el ski, el rugby, la esgrima…, deportes que entonces apenas se conocían y que ahora tampoco son muy habituales.

A partir de ahí, a pesar de haber practicado algunos deportes, me decanté por el balonmano. Jugué durante bastantes años a nivel profesional en el Sevilla Creff Balonmano Femenino. En la plantilla éramos unas diecisiete o dieciocho jugadoras. Teníamos un entrenador, Pepe, que nos trataba muy bien, sabía mucho de balonmano, traía siempre unos entrenamientos muy preparados y nos lo pasábamos genial.  Entrenábamos cuatro días a la semana y luego los partidos. Lo hacíamos en Chapina, ahora ya desaparecida. Era la única instalación entonces cubierta que había en Sevilla. Las condiciones eran, en principio, buenas. Bueno, al principio del todo no existía ni Chapina; Chapina la inauguramos nosotras junto con otros equipos, y antes estábamos en unas instalaciones al descubierto, allí en el mismo Chapina, pero unas instalaciones exteriores.  Recuerdo haber jugado con muchos equipos: Atlético de Madrid Iber, San Sebastián, Foro Cagua de Valencia, Castelldefels de Barcelona, Citroën de Vigo...

Una vez terminada la carrera comencé a trabajar. Mi vida laboral fue satisfactoria. Al principio muy dura porque la asignatura de Educación Física era una asignatura especial, y especial aquí siempre es para abajo nunca para arriba. Entonces nosotros teníamos un horario totalmente distinto al del resto de profesorado del instituto, de manera que nosotros cobrábamos menos de un tercio que el resto de profesores. Yo tuve que compaginar el instituto con un colegio privado. Salía de mi casa a las 7:30 h. de la mañana, daba clases en un colegio de monjas,  me iba a un instituto que estaba en Camas y daba las dos últimas horas de clase de la mañana y por la tarde; porque entonces había clase mañana y tarde, y los sábados también. Y así me llevé muchos años hasta que nuestra situación se legalizó y, una vez que nuestro estatus empezó a ser igual que el del resto de los profesores, dejé el colegio privado.

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