Este relato toma lugar en la casa de la tía vieja situada en el campo.

1. Acción

Este relato toma lugar en la casa de la tía vieja situada en el campo. Desde muy joven acostumbraba a ir al rio a bañarse, un día una chágara la picó en su pierna alojándose en ella. En ese momento la ayudaron y el medico la revisó, pero lamentablemente después de tantos intentos no hubo nada que hacer, despojándola así de toda su vanidad. Al poco tiempo se dio cuenta de que tenía que vivir arrastrando su pierna debido a la hinchazón.

Después de todo se dedicó al cuidado y crianza de sus sobrinas, quienes la adoraban. Mientras ellas crecían su tía les hacía muñecas para que jugaran. Al principio eran muñecas comunes y sencillas, pero fue refinando su arte. Al tiempo decidió hacer una muñeca cada año de cada una de sus nueve sobrinas con la misma estatura de la niña y un parecido leve. A pesar de eso utilizaba siempre el mismo vestido y lazo. El día en que la mayor de las niñas cumplió diez años su tía se sentó frente al cañaveral y jamás se volvió a levantar. Lo único que hacía era clamar a sus vecinos por ayuda y entregarse totalmente a su ya rutinaria creación de muñecas.

Luego de un tiempo las niñas comenzaron a abandonar la casa para así irse a vivir con sus esposos. Cada vez que una de ellas se casaba la tía les hacia su última muñeca dándoles un beso en la frente y con una sonrisa decía: “Aquí tienes tu Pascua de Resurrección.”. La tía veía a cada una de sus sobrinas cuando bajaban por última vez las escaleras de su casa, aguantando la muñeca hecha a su imagen y semejanza.

Ya solo le quedaba la sobrina menor cuando el doctor que la visitaba mensualmente, llego junto a su hijo que había estudiado la misma profesión que su padre. Pero esta vez el hijo fue el que la examinó. Al momento de ver su inmensa hinchazón en la pierna le dijo a la tía vieja que hubiera podido curar esta infección en sus comienzos. Pero su padre confesó que esto fue lo que pagó sus estudios. Desde ese momento el que fue a su casa mensualmente fue el joven médico. La tía vieja se había percatado de el interés de él hacia su sobrina menor y así pudo comenzar a crear su última muñeca.

El día de la boda de la menor ella se quedó asombrada ante la excelencia artística con la cual la tía había realizado su última muñeca. Las manos y la cara de esta estaban confeccionadas con porcelana y en sus ojos la tía había incrustado sus dormilonas de brillantes.

El joven médico se la llevo a vivir al pueblo y la obligaba a que cada día se sentara en el balcón para que así todos los que pasaran por allí se dieran cuenta de que él se había casado en sociedad. La menor ya comenzaba a sospechar que él no era lo que pensaba y esto fue confirmado al momento en que el saco los ojos de la muñeca para empeñarlos en un lujoso reloj. A los pocos meses él notó la ausencia de la muñeca y le pregunto a su esposa que había pasado con ella ya que le habían ofrecido una cierta cantidad de dinero por esa muñeca. Ella respondió que las hormigas habían comenzado a comérsela ya que tenía miel adentro además de que quizá creyeron que la porcelana era azúcar, así que la enterró en el patio. El joven comenzó la búsqueda de la misma pero no encontró nada.

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