Estrategia idónea de una homicida

Estrategia idónea de una homicida

     “Aaron Loewenthal, se halla asesinado en su oficina a causa de tres impactos de bala. La autora del homicidio, obrera de la fábrica, propiedad del difunto, fue detenida e interrogada por la policía. Las circunstancias aún no han sido esclarecidas totalmente pero todo indica que la matadora acudió a una cita con el occiso, en la oficina de su casa, para discutir temas laborales. En medio de una acalorada discusión, la sospechosa le disparó tres veces terminando así con la vida del empresario. La mujer de 19 años alega frente a la justicia que tuvo que disparar en defensa propia, con un revólver propiedad del propio fallecido, ante el intento del hombre por abusar de ella.”

     El 14 de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, recibe una carta en Buenos aires, desde Brasil, firmada por un tal Feino Fain, en ella se habla de que Emmanuel Zunz, (su padre), había tomado por error una fuerte dosis de veneno y había fallecido. Emma, sorprendida, dejó caer de sus manos aquel papel, y en una actitud en la que pareciera revelar que algo había cambiado dentro de ella, su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío y temor, hasta llenarse completamente de rencor. Luego de analizar, la mujer halla la conclusión de que su progenitor se ha suicidado por la vergüenza a la que lo sometió Aarón Loewenthal, (víctima de la homicida), quien en el pasado le había arrebatado la empresa y todos los bienes al ya fallecido. Desde ese momento, y durante cuatro jornadas seguidas de enero, la mujer, poseída de odio y sed de venganza, empieza a planear en su mente hecha psicópata, toda una serie de pasos para poder cumplir su objetivo, para ello estaría dispuesta a hacer cualquier cosa.

     Pasado los días, en la fábrica habían rumores de huelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia. Esta mujer, con su objetivo claro, empieza a tomar acción de su plan, para ello había pensado en tener sexo, pues esta mujer nunca había tenido relaciones sexuales, y para realizar su propósito debía dejar de ser virgen. Ella se hace pasar por prostituta, entra en dos o tres bares, vio la rutina o los manejos de otras mujeres. Dio al fin con hombres del Nordstjärnan. De uno, muy joven, temió que le inspirara alguna ternura y optó por otro, quizá más bajo que ella y grosero, para que la pureza del horror no fuera mitigada. El hombre la condujo a una puerta y después a un turbio zaguán, luego a un pasillo y por último a una puerta que se cerró. Al pasar el acto, su apuesta es tan radical que rompe el dinero que el hombre le da por el servicio porque ella no quiere gozar de otra cosa que de su acto de justicia.

     Al día siguiente se decide a dar fin a su objetivo, procede a llamar a su jefe y le dice que tiene que contarle algo importante relacionado con la fábrica, los empleados y la huelga. Loewenthal, que vive solo en los altos de la empresa la espera en su casa. De él se sabe que es un hombre avaro, con un gran temor a los ladrones, para ello, nadie ignoraba que en el cajón de su escritorio, conservaba un revólver. Ella llega, está perturbada, su voz le tiembla. Al verla, Aarón la invita a su oficina, se dirige a buscarle un vaso de agua. Mientras tanto, Emma Zunz, procede a concluir su plan, se llena de gran valor y empieza a buscar el arma hasta encontrarla, cuando el individuo vuelve con el agua, se sorprende al ver a su empleada apuntándole fijamente y con un único fin, acabar con su vida. Emma, dispuesta a tirar del gatillo, recuerda lo que aquel señor le hizo a ella y principalmente a su padre, en su plan estaba el hacer confesar al tipo, pero no sucedió como lo esperaba, el temor la invade y su única reacción es disparar tres veces impactando  gravemente a su víctima.

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