Figuras retoricas: Ejemplificación en el texto "La Casada Infiel"
Enviado por PaulinaCHAWIWI • 17 de Septiembre de 2017 • Tarea • 591 Palabras (3 Páginas) • 13.148 Visitas
Federico García Lorca, fue un escritor, y como tal utilizo diferentes figuras retoricas en los poemas y textos que escribía. A continuación aparece uno de sus poemas más famosos llamado “La Casada Infiel” donde identificaremos todas estas figuras. Que sirven para darle belleza y musicalidad al texto, y así diferenciarlo de uno que sea común y uno que sea literario.
Estas figuras dan el atractivo para que un texto nos impacte, nos transmita y nos de su mensaje con mucha más fuerza.
[pic 1]
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
[pic 2]
En estos primeros dos versos podemos encontrar una metonimia, ya que, se refiere a que es una mujer soltera, de esta manera remplaza su uso con la palabra “mozuela”[pic 3]
En esta parte encontramos una antítesis, ya que en el mismo enunciado, ahí dos palabras contrarias. “Apagaron” y “Encendieron”
Aquí encontramos una prosopopeya, al decir “pechos dormidos” se le da una característica humana a algo que no la tiene.
En los siguientes dos versos, encontramos una comparación, se distingue por el nexo “como” compara el abrir de sus pechos con los ramos de jacinto
Este es un epíteto o una adjetivación. Cuando se menciona un objeto/acción y se menciona una característica obvia que siempre tiene, Al decir “Me sonaba en el oido” sucede esto porque obviamente es con el oído que vamos a escuchar
En estos cuatro versos, vemos un hioerbaton, si hablaramos con normalidad diríamos “Los arboles han crecido sin luz en sus copas” pero aquí el orden se altera. Componiendo el enunciado al revez
*
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
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