INTRODUCCIÓN A LA REDACCIÓN
Enviado por antoroiba • 18 de Septiembre de 2011 • 1.990 Palabras (8 Páginas) • 21.306 Visitas
INTRODUCCIÓN A LA REDACCIÓN
1.1. Definición de Redacción
¿Qué es redactar?
Redactar es expresar mensajes mediante el lenguaje escrito. En su fondo etimológico, la palabra tiene la fuerza del verbo latino “redijere” (compuesto de red=repetición y agere=mover hacia delante, hacer), que significa “hacer volver”.
Hay diferencia entre redactar y componer. En la composición los elementos se crean o se combinan con entera libertad y originalidad. Se componen poemas, cuentos, relatos, novelas, ensayos, etc. En la redacción, el autor se limita a dar forma escrita a un tema dado. Se redactan cartas, notas, informes, crónicas, memorandos, correos electrónicos y escritos similares.
Necesidad de redactar bien
Cuando se emplea el lenguaje escrito, no hay modo de escapar a ciertas exigencias que no tiene el lenguaje oral. En la forma hablada hay posibilidad de repeticiones, explicaciones, ampliaciones, sugerencias para facilitar la comprensión según las necesidades personales del oyente, situación que no se presenta en la expresión escrita. Las expresiones gráficas son estáticas, frías, limitadas a los moldes de su estructura material y a su colocación de maneras establecidas. Las intenciones deben surgir del texto, los silencios de la puntuación, el énfasis o la sugerencia de los escasos signos auxiliares de que se dispone. Los convencionalismos imponen una selección especial de términos aptos para ser escritos.
La sintaxis tiene sus exigencias, la ortografía las suyas y el estilo establece ciertas condiciones de medida, sonido o colocación de los elementos para lograr el fin propuesto. Por último el lector o receptor “sin rostro” y la circunstancia “sin forma” en que le llegará el escrito, determinan la necesidad de generalizar lo más posible la expresión, a fin de que sea comprensible para el mayor número de personas y adaptable a las más diversas circunstancias receptivas en escritos públicos.
Es comprensible que sea imperiosa la necesidad de escribir bien para cualquier persona que vive en un medio civilizado.
Aprendizaje de la redacción
El arte de escribir se aprende: nadie nace sabiéndolo. Por supuesto, a unos les resulta más fácil y rápido el dominio que a otros. El perfeccionamiento se logra mediante la práctica constante, acompañada de la observación minuciosa, la crítica y, por supuesto, el gran empuje que dan el entusiasmo y el deseo tenaz de avanzar culturalmente.
“Se aprende a escribir escribiendo, leyendo a otros escritores y estudiando el idioma.”
Leopoldo Lugones
1.2. La redacción como actividad comunicativa
Para redactar utilizamos el lenguaje. En calidad de atributo del hombre, es un conjunto de sonidos articulados con que se comunican los integrantes de grupos humanos. Bram lo define: “Es un sistema de símbolos vocales con cuya ayuda actúan entre sí los miembros de un grupo social”. (Son símbolos y no signos, pues en estos últimos la relación con la cosa representada es evidente por sí misma y natural, en tanto que en los símbolos no: derivan del consenso de un grupo o de una convención social.) El conjunto de esos símbolos y sus relaciones se llama lengua. La lengua en acción se denomina habla. El nombre de idioma se da a la misma lengua referida a una nación o comarca, o a modos particulares de hablar.
El lenguaje cumple esencialmente dos funciones en el hombre: sirve para que se exprese a sí mismo y para que se comunique con los demás; por tanto, tiene una misión de carácter individual y otra social. Su papel comunicativo convierte al lenguaje en el atributo cúspide del hombre como ser social.
Comunicar es “hacer partícipe a otro de lo que uno tiene” y también “descubrir, manifestar o hacer saber alguna cosa”. El acto de la comunicación supone estos elementos: un emisor o productor, un receptor y una cosa comunicada. En la comunicación verbal, el lenguaje es el instrumento utilizado para que lo comunicado vaya del productor al receptor.
En la redacción, es preciso puntualizar que la responsabilidad mayor sobre el éxito del proceso comunicativo recae en el cifrador o redactor: él debe adaptarse a la comprensibilidad de los lectores y tratar de anular posibles interferencias sobre la comprensión y no esperar que ellos busquen comprenderlo. En este punto radica la clave de la buena redacción y el mérito del buen redactor.
1.3. Elementos psicológicos en la redacción
De las cuatro funciones psicológicas señaladas por Jung -sensación, intuición, sentimiento y pensamiento- sólo este último es lingüístico. Esto significa que cuando se utiliza el lenguaje, actúa plenamente el pensamiento o raciocinio y, en algunas circunstancias, también el sentimiento.
Por ser la redacción un modo de comunicación mediante el lenguaje escrito, está basada fundamentalmente en la psicología. Es producto de una mente humana, destinado a otra mente humana.
Como realización práctica interindividual, la redacción desempeña un papel muy importante en las relaciones humanas; dentro de lo cultural, económico y social, sirve de vehículo expresivo para las más variadas necesidades del hombre. De ahí su funcionalidad, término que contiene un evidente sentido de servicio, adaptabilidad y adecuación.
Por eso, para que sea verdaderamente funcional, de acuerdo con sus objetivos en cada caso, debe basarse en la modernidad: ha de ser un producto de la época para hombres de la época.
No es lógico escribir cartas comerciales copiando fielmente modelos de un manual y pretender obtener resultados iguales a los obtenidos por quienes hacen de cada escrito un mensaje personal, según las directivas de la psicología aplicada.
En suma, la adaptación al lector es la base de la eficaz redacción.
Eficacia en lo escrito
Eficacia significa “virtud, actividad, fuerza y poder para obrar”. La redacción resulta eficaz cuando es actuante, efectiva, funcional. Esto ocurre siempre que logra plenamente el objetivo propuesto.
Para conseguir eficacia en lo escrito, estas son algunas indicaciones básicas:
• Fijar claramente el objetivo del trabajo.
• Pensar en el destinatario. Despojarse del yo y tratar de compenetrarse en él. Estudiar en lo posible sus motivos de interés, sus posibilidades de comprensión, y –sin perder de vista el propio objetivo-
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