Juegos grupales: La Obra Más Hermosa de Dios
Enviado por Lorena_cat • 1 de Octubre de 2013 • 547 Palabras (3 Páginas) • 695 Visitas
Juegos grupales: La Obra Más Hermosa de Dios
Persigue enseñar de manera práctica, qué es lo más especial que Dios ha creado.Consiste en llevar una caja del tamaño de una caja de zapatos, al grupo. Decirles que dentro de ésta, se haya la creación más especial de todas las otras creaciones hechas por Dios.Todos querrán ver lo que hay dentro de esta caja, algunos pueden intentar deducir qué es, el líder debe hacer el compromiso de mostrarle a algunos (en forma individual) lo que hay dentro de la caja, pero deberá advertirles que no podrán decirle a los demás hasta que el líder lo haya enseñado a todos de una vez.
Quieres tu también saber lo que había dentro de esta caja?, pues había un ESPEJO!!! Es decir, la obra más especial de todas las demás hechas por Dios, somos tu y yo... con este ejemplo práctico puedes enseñarles autoestima, partiendo del principio que Dios nos hizo con sus propias manos, y para El somos lo más especial.
Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía:
"Le quedan dos meses de vida".
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:
- Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean.
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.
Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.
Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho
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