LA BATALLA LITERARIA ENTRE GÓNGORA Y QUEVEDO
Enviado por vemahe • 17 de Noviembre de 2014 • Síntesis • 1.500 Palabras (6 Páginas) • 616 Visitas
LA BATALLA LITERARIA ENTRE GÓNGORA Y QUEVEDO
Primer asalto. Ataca Quevedo.
CONTRA DON LUIS DE GONGORA Y SU POESIA (Homosex.
Este cíclope, no siciliano,
del microcosmo sí, orbe postrero; (redondez o circulo, mundo, último, parte mas retirada)
esta antípoda faz, cuyo hemisferio
zona divide en término italiano;
este círculo vivo en todo plano;
este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano; (levaba las cuentas, homosexual)
el minoculo sí, mas ciego vulto; (rostro)
el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;
éste, en quien hoy los pedos son sirenas,
éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.
Su poesía es afeminada hasta para describir algo tan vulgar como el culo, y ni los homosexual la entienden
Rima en –ano.
(Quevedo simplemente acumula aquí maneras de insultar a Góngora como puto, acusándolo de disfrazar ese orificio con los cultismos del Polifemo.
Vulto: cara; sima: precipicio; bujarrón: mayate; minoculo: monstruo, como minotauro.
Identifica la afición de Góngora por la poesía italiana como una frecuentación de la homosexualidad, considerada entonces vicio “italiano”. Polifemo, el cíclope cantado por Homero y por Góngora, tenía un sólo ojo: igual Góngora, pero por detrás, en su antípoda, en su otro hemisferio; un ojo peludo, melenudo entre nalgas muy flacas, que se ofrece a todo veneciano... Se ha disfrazado tan a lo italianizante, a lo grecorromano, a lo culto, que pretende esconder su horror fisiológico. Y caga poesía de lujo, presuntuosa. Al repartir su cero, agujero, entre tantos mayates italianos, logra cifras enormes, etcétera.)
Segundo asalto. Ataca Góngora. (inculto y vulgar)
Anacreonte español, no hay quien os tope.
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía, (de lejía, y tb. Ásperos, y cojera de Quevedo. Pie de elegía: dos de hexámetro una de pentámetro))
Que vuestras suavidades son de arrope
(aludiendo al mosto ya la borrachera)
(*poeta y tirano griego al que tradujo Quevedo, )
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día. (a Pegaso)
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
(Belerofonte o Belerofontes era un héroe de la mitología griega, cuyas mayores hazañas fueron matar a la Quimera y domar al caballo alado Pegaso).
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos. (cegato)
Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego
(Los gregüescos o greguescos (del italiano, grechesco, a la griega) son una especie de calzones antiguos.)
Tercer asalto. Ataca Quevedo. (Góngora judío)
Yo te untaré mis obras con tocino
Porque no me las muerdas, Gongorilla (burla),
(harto de sus ataque, y siendo Góngora judío, si le unta sus obras de quevedo con tocino el cordobés no se las morderá)
Perro (parodia de Principe, y apelativo para moros y judíos) de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino baja condición social).
Apenas hombre (homosex) , sacerdote indino,
Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino. (ignorante que se las da de graciosillo en la corte)
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía;
Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.
Cuarto asalto. Ataca Góngora.
A don Francisco de Quevedo
Cierto poeta, en forma peregrina
cuanto devota, se metió a romero,
con quien pudiera bien todo barbero
lavar la más llagada disciplina.
Era su benditísima esclavina,
en cuanto suya, de un hermoso cuero,
su báculo timón del más zorrero
bajel, que desde el Faro de Cecina
a Brindis, sin hacer agua, navega.
Este sin landre claudicante Roque,
de una venera justamente vano,
(Landre: Tumor del tamaño de una aceituna que se forma en las zonas glandulosas del cuerpo, como el cuello, los sobacos o las ingles).
que en oro engasta, santa insignia, aloque,
a San Trago camina, donde llega:
que tanto anda el cojo como el sano.
Celo 1.
(Del lat. zēlus, ardor, celo, y este del gr. ζῆλος, der. de ζεῖν, hervir).
1. m. Cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo.
2. m. Interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona.
3. m. Recelo que alguien siente de que cualquier afecto o bien que disfrute o pretenda llegue a ser alcanzado por otro. U. m. en pl.
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