LA LUNA Y LA SIRENA

Luna Y La Sirena

Érase una vez una linda joven que vivía muy feliz con sus padres en las orillas del mar, en una playa muy hermosa, de esas que casi ya no vemos y que aún existen en lugares muy escondidos, todo ahí era maravilloso porque las plantas y los animales tenían un brillo resplandeciente que hasta parecía que sonreían a la vida, el papá de la joven se llamaba Roberto y su mamá se llamaba Marisol , cuando ella nació decidieron bautizarla con el nombre de Luna, porque en ese hermoso lugar la luna brillaba tanto la noche en que nació y se reflejaba tan grande en el mar que parecía que se estaba bañando en él.

Luna era una joven con una belleza incomparable y le gustaba mucho mirar los atardeceres en compañía de su única amiga que era una lorita que se llamaba Conchita, le puso ese nombre porque a Luna le gustaba recolectar las conchas a la orilla del mar, con las que se hacía bonitos collares y pulseras; se la había regalado su papá quien la encontró muy pequeñita en un lugar en donde iba a recolectar frutas, estaba tirada y parecía que estaba enferma, entonces se la llevo y le dijo a Luna que la cuidara hasta que sanara.

Luna la cuido con tanto amor que pronto sano y Conchita la seguía a todas partes, eran tan unidas que hasta parecía que se entendían y se comunicaban de alguna forma mágica; una tarde en que se encontraban mirando el atardecer sucedió algo muy extraño en el mar, pues se movía como si alguien viniera nadando hacia donde se encontraba Luna y al instante Conchita se alboroto haciendo mucho escándalo, como alertando a Luna que algo pasaba. Con mucha inquietud y curiosidad Luna se acercó al mar para tratar de mirar que era lo que andaba por ahí, y de pronto recordó lo su mamá tantas veces le decía.- Luna, hija de mi corazón cuando estés mirando el mar no te acerques mucho pues a veces es traicionero y podría llevarte con él.- Entonces Luna se hizo hacia atrás y al momento escuchó una voz de mujer, se asustó, pero la curiosidad le hizo preguntar:

- ¿Qué pasa, quién eres? O es que es mi imaginación.

- No, solo te pido que no te asustes, por favor, solo busco una amiga, te he mirado y a Conchita también.

- Luna contestó.- Pero quien eres, dime o déjame verte.

Cuando vio quien le hablaba no se asustó, era una sirena, Luna siempre creyó en las historias que le contaba su abuela, entre las cuales le decía que las sirenas son seres mágicos que existían en el fondo del mar y que cuando alguna sirena buscaba a un humano era porque esa persona era elegida por algo especial que traían desde su nacimiento y que solo cosas buenas podrían pasar con eso.

Luna llegó a su casa y quiso contarle lo que paso a su mamá, pero pensó que no le iba a creer.

- ¿Cómo te fue en la playa Luna?, come algo, te preparé chocolate que tanto te gusta.

- Gracias mamá, me la pase bien y ahora no faltare a ningún atardecer, extraño a mi abuela.

- Todos la extrañamos hija, ella está en un lugar especial de donde siempre te mira y te acompaña en cada paso.

A la mañana siguiente, Luna quiso acompañar a su papá a pescar porque estaba tan contenta por lo que le había pasado, Conchita sentía miedo al ir en la balsa, así que volaba, Luna se sentía segura al lado de su padre porque sabía que nadaba muy bien, ese día atraparon los pescados los más grandotes y regresaban muy contentos a su casa porque Marisol su mamá cocinaba muy riquísimo, también Conchita compartía la alegría de Luna porque también a ella la consentía mucho.

Por la tarde, muy impaciente Luna gritaba a Conchita para ir a la playa,

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