LA PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

En la sociedad contemporánea, las comunidades organizadas trabajan de manera mancomunada para lograr los objetivos colectivos y propiciar mejores condiciones en la organización y calidad de vida de los ciudadanos. La unidad de esfuerzos, la visión de conjunto, la cooperación mutua, la solidaridad, el sentido de pertenencia, el desprendimiento, entre otros, son atributos indispensables para lograr mayor efectivi-dad en la coordinación de tareas y en la búsqueda de objetivos comunes para todos los miembros de los conglomerados humanos.

Las comunidades que entienden el papel de la organización y la participación en la gestión de los problemas locales tienen asegurado el camino hacia el éxito. Hay conciencia social en el ejercicio del rol de ciudadanía y por tanto, los miembros de la comunidad están contestes en la formulación de propósito y en la búsqueda de solu-ciones integrales sus problemas. De hecho, las democracias modernas han ido rom-piendo poco a poco con los esquemas del paternalismo de Estado, a través del cual muchas comunidades se acostumbraron a esperar la participación de los entre guber-nativos en la solución de sus propios problemas, sin entender que en un modelo de democracia protagonista y participativa, es el ciudadano quien debe asumir las riendas del desarrollo comunitario, con la asistencia de los organismos oficiales y el apoyo técnico, financiero y social de los entes oficiales encargados de promover el desarrollo local.

En la medida en que la maduración social va ganando terreno, las comunida-des logran articular mecanismos de organización y participación comunitaria que les garantiza acceder a la calidad de vida que todos merecen. La modernidad reclama de ciudadanos conscientes, crítico, comprometidos con el futuro de los pueblos, formado en los valores de la solidaridad, la unión y la fraternidad, así como fortalecidos en la filiación terrígena y el sentido de pertenencia las comunidades.

Sin embargo, por distintas circunstancias, resulta difícil lograr la plenitud en la participación de los ciudadanos en la gestión de los asuntos propios de cada localidad. Son muchas las razones y factores que contribuyen a este proceso de inercia social. Unos se quedan en casa por indiferencia y no asisten a las asambleas de ciudadanos en las que se toman decisiones trascendentales para la comunidad. Otros consideran que las mismas están influenciadas por el tinte político y por esa razón permanecer al margen de la toma de decisiones. Algunos alegan que no tienen tiempo para asistir a los eventos relacionados con la comunidad. Aseguran que las ocupaciones habituales consume la mayor parte del tiempo. Hay quienes son ajenos a todo lo que acontece en torno al ámbito comunitario, en virtud de que tienen aseguradas la satisfacción de sus necesidades y muestran escaso interés con respecto la suerte de sus vecinos. Pero también hay quienes desarrollan el sentido solidario,

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