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La Biblia I


Enviado por   •  14 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  9.505 Palabras (39 Páginas)  •  288 Visitas

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La Biblia I

Antes de comenzar nos colocamos el Cinturón de seguridad…

Como Maestro no pretendo dar una nueva interpretación de la Biblia sino la correcta.

BIBLIA: del latín biblĭa, del griego (biblion=libros) τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’), está palabra vista por primera vez en el Libro de los Macabeos 12:9 donde βιβλία es el plural de βιβλίον (biblíon, papiro o rollo y, por extensión, libro). Cabe destacar que, se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος, Býblos, en el libano), importante mercado de papiros de la antigüedad.

Es necesario entender esto que voy a explicar a continuación:

En todas las épocas desde que tenemos certeza del ser de Dios (documentación, testimonios, etc.…), vemos como me dijo un hermano “el gran ensayo” un constante perfeccionamiento de la obra por medio de la mano de Dios, es decir vemos una evolución en todos los creyentes, sobre todo en los métodos en como llegar a conectarse y mantenerse conectado con la Fuente (Dios), esto para producir el carácter, o la manifestación del fruto requerido por Dios en el creyente para su Reino. Cuando hablo del fruto es la manifestación del Amor (ágape) del Padre en cada uno de sus hijos, nuestro hermano mayor (Jesús) es el más grande ejemplo de Amor manifiesto del Padre y hacia el Padre.

Proverbio 7:2  “Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos”.

TÔRAH (תּוירָה, H8451), «dirección; instrucción; orientación». Tôrah (Ley), una de las palabras más importantes del Antiguo Testamento, se deriva de yarah. Si lo analizamos con el antecedente del verbo yarah , se hace evidente que tôrah es mucho más que ley o una serie de reglas. Tôrah no es restricción ni impedimento, sino todo lo contrario, el medio por el que se puede lograr una meta u objetivo. En su sentido más puro, tôrah se le dio a Israel para permitir que llegara a ser en realidad el pueblo especial de Dios y permaneciera como tal. Se podría decir que al guardar la tôrah, Israel se resguardaba. Es lamentable, pero Israel cayó en la trampa de guardar la tôrah como algo impuesto, un objeto en sí, en vez de ser un medio para llegar a ser lo que Dios se propuso con ella. El fin llegó a ser un medio. En vez de percibir la tôrah como una orientación, se desvirtuó en un cuerpo externo de reglamentos y, por tanto, una carga en lugar de un poder liberador y orientador. Esta carga, más el legalismo de la ley romana, forman el antecedente de la tradición de la ley que se discute en el Nuevo Testamento, en particular cuando Pablo lucha con ello en su carta a la iglesia de Roma.

Hemos leído y visto de muchos, que a lo largo de la historia a pesar de cumplir al pie de la letra la receta, han fracasado en cuanto a la conexión, el mantenerse conectado y por ende la falta del fruto, es decir del carácter de Jesús. Muchos somos extremistas entre la gracia y el legalismo y esto se trata de equilibrio (leer y modelar).

Nuestro trabajo ha sido muy superficial, Dios ha hecho todo y a duras penas, es decir con lo poco que entendemos, leemos, vemos, él hace, y digo “dura pena” porque el hacer con nosotros está vinculado a la voluntad de cada uno (libre albedrio), es decir que él no nos puede obligar.

Creo que no hemos interpretado el total de las señales, nos conformamos con que el organismos (explicar) se mueva y hasta ahí llegamos, vemos que algo funciona, creamos un paradigma o mapa mental y hasta ahí llega eso, luego nos encontramos con que “muere el líder muere la causa”. Esto no puede seguir ocurriendo. El fracaso de las reformas es que empiezan para que otros continúen y terminen su parte, no lo logran porque se quedan con el principio y descansan en la inauguración (y es cuando realmente comienza), en la antesala, en las bases, por esta razón no hemos podido ver el edificio. Jesús dijo que haríamos cosas “mayores” (estudiar término en el original), no dijo que haríamos cosas menores. No entendiendo que no se trata de paradigmas o reglas sino de principios basados en el Amor Supremo del Padre y que las primeras señales son solo el comienzo de algo interminable, tenemos un Dios Eterno, infinito, en ÉL nada tiene principio ni Fin, en ÉL no hay tiempo, en ÉL siempre hay, todo en Él se mantiene moviéndose y creciendo, a ÉL no lo podemos enmarcar es imposible y menos con elementos que pertenecen al tiempo. La Biblia que es parte de su palabra, y es “su Palabra”, ósea es de ÉL, no podemos usar ni siquiera su palabra para tratar de enmarcarlo (muchos caemos en hacer un Dios a imagen y semejanza nuestra), ÈL es la Verdad por ende es libre, y nosotros tenemos ese llamado “SER LIBRES”, no podemos tratar de enmarcarnos para poder funcionar, eso lo hacen los seres humanos, los mortales, nosotros somos seres Espirituales y es necesario entenderlo, debemos caminar en espíritu, en principios, no en leyes o pensamientos de hombres (esto se trata de FE, de creer, de ser no de conocer).

LA PALABRA DE DIOS: el término Logos del griego es “Palabra”.

El Cuarto Evangelio usa este vocablo en sentido técnico cuando llama a Jesús  El verbo; pero antes de ocuparnos con este uso especial de  logos, necesitamos estudiar su utilización ordinaria en el NT. Naturalmente, esta es una de las palabras griegas más comunes, pero, aún así, cuanto más la estudiemos, más veremos la riqueza que contiene su significado.

Ho logos, la palabra, llega a ser casi sinónimo de  mensaje cristiano. Marcos nos dice que Jesús predicaba la  palabra a las multitudes (Mr. 2:2). En la parábola del sembrador, la semilla era  la palabra (Mr. 4:14). La tarea de Pablo y de sus compañeros era predicar la palabra (Hch. 14:25). Muy a menudo se le llama  palabra de Dios (Lc. 5:1; 11:28; Jn. 10:35; Hch. 4:31; 6:7; 13:44; 1 Co. 14:36; He. 13:7). Algunas veces, es  la palabra del Señor (1 Ts. 4:15; 2 Ts. 3:1). Y, una vez, es  la palabra de Cristo (Col. 3:16).

El hecho mismo de que logos sea casi sinónimo de mensaje cristiano, ya es significativo, pues, evidentemente, quiere decir que  este mensaje es hablado, y, por tanto, no aprendido de un libro, sino transmitido de persona a persona. Papías, el escritor cristiano del siglo II, dice que aprendió más de vivir la palabra de Dios y de perseverar en ella, que de cualquier libro. El mensaje cristiano viene muchísimo más a menudo a través de la personalidad viva que a través de las páginas escritas o impresas (ejemplo el etíope de Hechos 8:27-35 “…Sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús”. Saco a Jesús de la escrituras).

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